Una información que publica Estrella Digital da cuenta de que la Junta Electoral Provincial ha decidido mantener los carteles electorales del PP en los que se vincula al candidato socialista a la Comunidad de Madrid, Tomás Gómez, con la cifra de cinco millones de parados. La Junta Electoral se limita a pedir al PP que los identifique como suyos.
Peligrosa decisión que parece a favor de inventario, como se ha encargado de reflexionar una comentarista de E.D., quien se preguntaba: “¿Y si el PSOE hiciese un cartel con los iraquíes masacrados por las bombas que caen de un F-18 y debajo Aznar y Rajoy «destornillándose» de risa. ¿También sería correcto?. No sé dónde tiene la Sra. Aguirre el límite de la indecencia”.
Sin estar necesariamente de acuerdo con la última parte del comentario, sí parece que se trata de una “guerra” tan sucia como innecesaria, sobre todo, cuando las encuestas no ofrecen ninguna duda sobre la victoria de Aguirre en la Comunidad de Madrid.
Habría sido mucho más ejemplificador realizar una campaña basada en contrastar ideas, como mínimamente han intentado Gallardón, Lizavesky y Pérez; pero eso habría sido mucho pedir a la candidata del PP que, desde que Tomás Gómez se hizo con el liderazgo del PSM, su única estrategia ha sido la del ataque para intentar tapar otras “vergüenzas”.
Así, y sin llegar tan lejos como la lectora, a Esperanza Aguirre también le podrían sacar carteles e imágenes, las hay y por centenares, con Alberto López Viejo, Benjamín Martín Vasco, Alfonso Bosch, Ginés López, Jesús Sepúlveda, Arturo González Panero y muchos más relacionados, presuntamente, con la mayor red de corrupción que ha existido jamás en España al abrigo del poder en la Comunidad de Madrid. Y el poder que lleva ocho años en la Puerta del Sol es de color azul.
Ese habría sido el color del fondo del cartel electoral, con o sin firma, para sonrojo de quienes no se dan por aludidos o ignoran la desvergüenza y las relaciones del ‘caso Gürtel’.
En estas «guerras» todos tienen motivos para callar.
Editorial Estrella