Cada día que pasa me desilusionan más esos “indignados” de la Puerta del Sol. A la falta de imaginación, a lo caduco de las ideas, al engañabobos que está suponiendo para gente de buena fe, al falso progresismo y a no sé cuantas cosas más obsoletas y, absolutamente, fracasadas hace más de cuarenta años se une ahora el poco respeto que le tienen a la ley. Quieren cambiar España y lo quieren hacer a las bravas. Sin respetar la ley, en lo que es un desafío inaceptable para un Estado de Derecho. Aquí sólo cabe recordar que saltarse la legalidad en beneficio de “su justicia” fue el germen del nazismo y de los soviets. En cualquier caso, allá ellos.
Pero mi desilusión se transforma en indignación cuando veo el guantazo que 400 señores le han pegado a la Marca España. Con esta historieta, falsamente espontánea como se empieza a descubrir, se ha hecho realidad aquella frase de Alejandro Dumas padre: ‘África empieza en Los Pirineos’. Y es que ya, en todo el mundo, se nos compara con Egipto y con Túnez. Incomprensiblemente, se llega a comparar a la plaza de la Puerta del Sol con la plaza de Tahrir. Y yo, como ciudadano español, nunca me sentí más insultado. Y la razón de mi cabreo no es propia de patriotismo, sino por lo que supone de insulto a mi inteligencia. Porque no se puede comparar democracia con dictadura ni Primer mundo con Tercero sin dejar tocados en el camino. Puede, incluso, que haya gente a la que le haga mucha gracia hacer la comparación porque esa imagen de la ‘Tahrir española’ es muy poética. Pero esa imagen tercermundista nos puede costar muchos disgustos.
No se puede desprestigiar así la Marca España en el mundo. Eso es algo muy grave, aunque en las imágenes de campamento chabolista que se transmiten lo parezcan. El prestigio de la Marca España es casi la única forma que hay, en este momento, de salir de la pertinaz crisis en la que nos encontramos. Porque si Zapatero ya la había dejado tocada con su errática política exterior e interior durante siete años (nadie debe olvidarlo), esta gente le está dando la puntilla.
Y da la casualidad de que España ahora, más que nunca, necesita reafirmar su imagen en el extranjero. Sobre todo en Europa.
Por cierto, entre las originales, las divertidas y las caducas frases que hay escritas en la Puerta del Sol no he visto ninguna que hable de Libertad.
Pinocchio