domingo, noviembre 24, 2024
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Muñecas musulmanas

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En cierta ocasión un hidalgo caballero de nuestros tiempos dijo sin pudor alguno: “nuestros políticos no son más imbéciles porque no practican”. Esto no es del todo cierto, nuestros políticos españoles practican y consiguen grandes logros en la especialidad de la imbecilidad.

En el Movimiento Masby, que amamos sin complejos la libertad, defendemos nuestro más preciado lema: “Vive y deja vivir”. Y respecto a las leyes, sólo las precisas y justas. Confiamos más en el sentido común que en las regulaciones impositivas.

Todo esto viene al cuento de los juegos, y no hablo precisamente de juegos sexuales, aunque muchas veces la actitud de los políticos tengan ciertas connotaciones eróticas ya que te “dan” por todas partes; por delante y por detrás, con dolor y  sin placer.

Durante muchísimos años, los niños hemos jugado con lo que hemos querido, -y en muchos casos con lo que hemos podido- sin que nadie osara regular las fantasías infantiles.

Han tenido que pasar muchísimos políticos por los distintos gobiernos hasta llegar a estos “pseudo-gobernantes” actuales, que carentes de ideas y de preparación, empezaron a sacar normativas sobre la igualdad en los juegos de los niños. Y para que no se cabree la ministra, también “de las niñas”.

Grandes campañas publicitarias, con derroche económico incluido, para lanzar la idea de que los juguetes de nuestros hijos no fueran sexistas. A mí ni me parece bien ni mal, simplemente me parece una gilipollez inculcar a un niño que juegue con muñecas, cocinitas o que las niñas jueguen a vaqueros. ¡¡Qué jueguen a lo que les salga de las pelotas, o de las pistolas, o de las cocinitas!!

Lo malo de las imbecilidades es que se sabe donde empiezan pero no donde acaban. Véase las lenguas autonómicas que terminan con terroristas en la administración, o la lengua catalana con la cansina independencia Polaca, o las subvenciones y el derroche con la economía de todo un país próspero. Pero ¿dónde acabará la paranoia juguetera?

No hay problema, si hay que ser imbéciles, seamoslo hasta el final y si hemos empezado a regular los juegos de nuestros hijos, lleguemos al “no va más”.

En los tiempos que corren y ante la invasión silenciosa del islam en España, los fabricantes de muñecas, -que están en todo-  han empezado a fabricar muñecas musulmanas. ¿Y qué?, ¿ahora qué hacemos?

La venta, publicidad y difusión de estas muñecas está en contra de la igualdad, se adoctrina la sumisión y condiciona a las niñas a que vayan cubiertas con el velo o burka cuando sean potencialmente sexuales.

Demos un paso más al frente con honestidad y digamos las cosas como son. En España se está cometiendo una infamia contra el islam, pues es sabido que las muñecas no pueden tener ojos, ni labios ni nada que nos recuerde de lejos la atracción sexual. Según reza el Corán: “Está prohibido intentar imitar la creación de Allah, y si se crean figuras, dibujos, estatuas….de personas o seres con alma, el Día del Juicio Final, Allah, suhbhana wa ta’ala”, obligará a todos aquellos que crearon todos esos muñecos, imitando la creación de Allah, a soplarles sus almas, y desgraciadamente no podrán.

Así que hagamos el imbécil bien y por favor si quieren reproducir imágenes fieles a una realidad cultural, háganlo pero sin ojos, labios, etc. ni nada que esté visible y pueda ofender a Allha. ¡Hay que ser respetuosos con la multiculturalidad!

Espero que esta “menestra de ministros”, expertos en record de estupidez, tengan dignidad y no se olviden de normalizar estas muñecas con la realidad cultural de lo que ellos predican todos los días. Si a Ken y a las  Barby´s se les pone sexo bajos sus vestidos, -por eso de la educación sexual- que no se olviden de poner sexo a las muñecas musulmanas porque la discriminación racial no está bien vista.

Pero cuidado, no hay que ponerle clítoris, o en todo caso un clítoris seccionado, que se vea que es una muñeca con ablación para que la niña “morita” se vaya acostumbrando a millones de paisanas mutiladas.

Nos guste o no, es la realidad cultural y hagamos así, el imbécil hasta el final.

Estrella Digital respeta y promueve la libertad de prensa y de expresión. Las opiniones de los columnistas son libres y propias y no tienen que ser necesariamente compartidas por la línea editorial del periódico.

Juan Vicente Santacreu

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