Si la Junta de Andalucía, al otorgar licencias a más de setenta emisoras, no le concede ninguna a la cadena COPE, no cabe duda de que habrá sido porque sus independientes funcionarios habrán llegado a la conclusión de que esta cadena de emisoras, con su medio siglo de antigüedad, y una economía saneada, no alcanza los méritos muchos más notables de los competidores.
Si el Tribunal Constitucional, presidido por Pascual Sala, publica la sentencia de la potestad del Estado para limitar el gasto autonómico, el día en que los consejeros autonómicos del PP se reúnen con el Gobierno para tratar de aliviar la desesperada situación que les han dejado sus antecesores, no será por la servidumbre de Pascual Sala a las órdenes del Gobierno, injusta sospecha a raíz de la legalización de Bildu, que él arrostra con la gallardía de los justos, a pesar de que cada día son más los que le acusan de ser un pelele gubernamental.
Si el PSOE, con la emisión de deuda a unos intereses que alcanzará a que la tengan que pagar nuestros nietos, alarga la fecha de la convocatoria de elecciones, será porque eso es bueno para los españoles, porque lo que es bueno para el PSOE es bueno para los españoles de la misma manera que lo que es bueno para la General Motors es bueno para Estados Unidos.
Si el CIS dice que Rubalcaba remonta tres puntos en la enorme diferencia que le saca Rajoy, es porque el Centro de Investigaciones Sociológicas, nombrado su rector por el Gobierno, es independiente de éste, y no hay duda de que será verdad. Todos son independientes. Todos. Y, además hay que tener cuidado con los juicios, porque, por ejemplo, a Pascual Sala se le pone la carne de gallina si se duda de su independencia. Que horror: un juez con aspecto de gallina. Tengamos fe en la imparcialidad.
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Luis del Val