A fín de que sus especuladores dinerarios se forren y su entusiasmo cainita y antisocial no decaiga, Europa consiente el destrozo a la economía española, a los españoles, que supone cifrar nuestra prima de riesgo en un cuatrocientos y pico. Pero si sólo fuera eso, agosto no se presentaría tan tenebroso para el común, que con ignorar qué demonios es la prima de riesgo o si cuatrocientos y pico de lo que sea es mucho o poco, se figuran quedar a resguardo del vértigo de la bancarrota y de la miseria. No es, lamentablemente, sólo eso, y la sarracina hace un esfuerzo didáctico y divulgador para que todo el mundo la entienda, y se presenta en múltiples formas perfectamente inteligibles: el viaje en el «metro» de Madrid sube un 50%, se deja a miles de personas sin atención sanitaria o Hacienda, enloquecida, emprende una montería descomunal contra los autónomos facilitos, aquellos que, en el improbable caso de conservar alguna fuente de ingresos, intentan, como mucho, colar un billete de tren o el «ticket» de un par de camisetas para desgravarse unos céntimos. Ay, agosto, cuántos crímenes se perpetran en tu nombre.
Esto de Hacienda, ese organismo tan incapaz de sacarles un duro a los ricos, se hace particularmente ignominioso en agosto, su mes preferido para mandar escalofriantes certificados y requisitorias con un plazo máximo de respuesta de diez días. Con un poco de suerte, deben pensar los funcionarios impelidos a buscar dinero bajo las piedras, el interfecto no se hallará en su domicilio, si no fuera, de viaje o encalomándose de gorra en casa de algún remoto familiar del pueblo. Cuando la víctima regrese y halle en su buzón, entre los pasquines de COMPRO ORO y de absurdas ofertas de muebles, de hechiceros africanos especialistas en cri-cri y de enormes televisores que ya no habría dónde poner, pues la casa se la llevó el banco, cuando halle, digo, el papelito amarillo de Correos, ya será tarde, y a la pobre criatura se le podrá sacar, en concepto de multa por retardo, otro poco, o mucho, más.
Agosto. Qué lástima. Sobre todo, para los que nacimos en agosto y le tenemos, le teníamos, cariño. Nadie nos avisó de los crímenes de toda laya que se cometen en su nombre.
Estrella Digital respeta y promueve la libertad de prensa y de expresión. Las opiniones de los columnistas son libres y propias y no tienen que ser necesariamente compartidas por la línea editorial del periódico.
Rafael Torres