domingo, noviembre 24, 2024
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El ahorro

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Existe una legión de financieros, cirujanos, dentistas, mecánicos, fontaneros y demás, que se complacen cuando usted se decide a ahorrar para cumplir un capricho o culminar un proyecto. Son gente que supongo tienen información privilegiada, ya sea humana o divina, sobre el saldo de sus dineros. Por supuesto en el momento oportuno darán a sus ahorros un destino muy distinto al que usted tenía previsto. Eso sí: ni un euro más ni uno menos. Son unos auténticos profesionales.

Esta es una conclusión a la que he llegado después de observar que las cigarras lo pasan bomba y las hormigas siguen su lento y dificultoso caminar hacia el cementerio, en cuyo momento harán felices a sus descendientes que generalmente son cigarras de primera clase.

Esta teoría contradice todo lo que nos enseñaron los cuentos infantiles o textos solemnes así como los dictámenes de prestigiosos economistas. Todos ellos hablan y no paran sobre las virtudes del ahorro. Pero la conclusión a la que he llegado a través de los avatares de la gente que forma la muestra representativa que utilizo para mis estudios marketinianos (aunque debo decir que son investigaciones modestas y de limitado rigor científico) es que si alguien ahorra, le sobreviene una avería en su coche, su tele, la caldera del gas o bien deberá hacerse un implante dental, lijar el parquet de su casa o sufrir una colonoscopia. Todo ello depende de la cantidad ahorrada. Su capricho o proyecto irremediablemente se pospondrá hasta la eternidad.

La factura que surge de cualquiera de los inconvenientes citados es siempre exactamente el montante de lo ahorrado. Si todo este proceso no transcurre como lo comento e incluso sobra algo, no se preocupe: en cualquier esquina le esperan para meterle una multa por lo que sea, que generalmente es lo que queda del saldo positivo de su cuenta de ahorro.

En esta línea debo recomendar que si Hacienda tiene a bien devolverle algún año cierta cantidad, métase en la cama. Usted y toda su familia. Con gran seguridad algo grave les va a acontecer. Puede ser referido a la salud. Por ello es mejor tomar precauciones y que sufra la mala suerte su coche o cualquier electrodoméstico que habite en su hogar. Pero todo ello es lógico y usted debe comprenderlo: las devoluciones de Hacienda son ahorros con mayúsculas ya que son obligatorios e institucionales. Lo peor. Ese dinero no durará mucho en su cuenta corriente.

Nos encontramos así pues ante una conjura de los poderes naturales y sobrenaturales contra los ahorros de los pobres ciudadanos. Parece alarmante pero es así. Una labor callada y meritoria es valorada como mucho en un 3% por las entidades financieras. Si estas, que saben mucho más que yo sobre lo del money, demuestran esta falta de interés (en todos los sentidos) por nuestros ahorros, no va a ser este seguro servidor quien les contradiga.

Hasta la semana que viene.

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Paco Fochs

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