domingo, noviembre 24, 2024
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Que grande ser joven

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Madrid es una fiesta y quienes se han manifestado contra la JMJ no han conseguido el objetivo. Pueden repetir tantas veces como quieran que esta gran concentración cuesta a los españoles no se cuánto y que no se debe pagar con «nuestros impuestos». Con los míos se pagan muchas cosas que me gustan y otras que no y tengo tantos derechos como los demás ciudadanos. Como otros muchos millones de españoles. En todo caso, una mentira repetida mil veces no deja de ser una mentira. Durante meses, los indignados del 15-M han ocupado plazas públicas, han generado importantes gastos y han provocado la ruina de muchos comerciantes. Y lo hemos pagado todos.

Esta Jornada Mundial de la Juventud genera beneficios económicos y de imagen para España, al margen de su contenido espiritual. Tampoco la violencia de quienes piden un Estado laico y acaban enfrentándose a la policía y llamando «asesinos» a policías y manifestantes, habla a favor de la tolerancia. ¿Dónde están los intolerantes? Ciento cincuenta organizaciones apenas lograron reunir a unas cinco mil personas. Un millón de jóvenes han venido de todo el mundo, pagándose sus gastos, para escuchar la voz de Cristo. La Iglesia católica tiene muchos defectos y algunas cosas que no nos gustan a los católicos, pero sigue arrastrando a los jóvenes, sigue mandando un mensaje exigente, sigue influyendo en la sociedad. La Iglesia tienen dos mi años, pero sigue siendo joven. Tal vez eso es lo que molesta a algunos.

Hay miles de misioneros dejándose la piel en todo el mundo y son los que no se van ni cuando la situación es imposible. Son miles las instituciones católicas que atienden a los más desfavorecidos, que dan de comer a los que padecen la crisis, que acogen a los inmigrantes, a los que no tienen hogar, a los discapacitados, a los enfermos de SIDA, a los desahuciados, a los más pobres. Cáritas o Manos Unidas están cubriendo el vacío que sufren tantos ciudadanos. Y muchos de los jóvenes que están hoy en Madrid forman parte de esa Iglesia comprometida, social, limpia.    

Hasta que termine esta semana, Madrid será gran fiesta de los jóvenes católicos de todo el mundo y yo espero que todo el mundo pueda ver, como están comprobando los madrileños que estos jóvenes son normales, alegres, de su tiempo, comprometidos, serenos, rigurosos, exigentes consigo mismos, libres. Una juventud con futuro. Los políticos sobre todo están acostumbrados a hacer el elogio fácil de los jóvenes como si éstos, por el mero hecho de serlo, tuvieran ventajas y privilegios. Es grande ser joven si esa juventud sirve para algo, si tiene objetivos, si es capaz de trabajar por la comunidad, por los más débiles, por los necesitados, por los desfavorecidos. Los jóvenes tienen una oportunidad solidaria y un compromiso por la ética, como les ha reclamado Benedicto XVI. No hay que regalarles los oídos sino exigirles que se comprometan sin reservas. Para escuchar eso han venido a Madrid.

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Francisco Muro de Iscar

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