Empezamos bien el curso escolar, todos al pie del cañón y todos con las pilas puestas. En Masby estamos satisfechos porque al fin todo el mundo es consciente de lo que tenemos encima; desde empresarios a trabajadores, desde los primos hasta los cuñados, desde drogatas hasta abstemios. Bueno, todos no, los perroflautas, charlys, pulgosos y “pelúos”, piensan que todo es un invento de la derecha, del capital y de la banca nacional.
No hay nada mejor, para una cura de humildad, que un ajuste de cinturón con los pantalones bien prietos, oprimiendo la entrepierna para sujetar cualquier atributo y evitar que la testosterona, o la falta de ella, nos haga ser campeones en fanfarronadas y chuladas.
Y es que en ciertas partes, un buen apretón de puño o de cinturón pone a cada uno en su sitio. Es lo que se llama la presión testicular. Creo que de ahí viene la frase, “me tienes con los huevos pillaos”.
Se acabó lo que se daba. Se acabó el ver “charlys” de 22 años, -encofradores circunstanciales o alicatadores de tres al cuarto- paseando con su BMW, con pelo pincho engominado, con sus pircing o sus pendientes de brillantes, que en lugar de parecerse a David Beckham, parecían mierdas barriobajeros disfrazados. Se acabó el verlos pasar por delante de tus morros, con su “chim-pun, chim-pun” a toda caña, derrochando watios y pensando que eran los reyes del mambo.
Ni los 3.000 euros que cobraban era normal, ni normal eran sus fantasmadas. Cobrar más que un médico, abogado o profesor sólo puede ocurrir en un país anormal. ¿O debería decir subnormal?
Se acabo lo que se daba, los charlys a trabajar y a ganar lo que se merecen. Si no tienen estudios ni preparación, ya pueden darse por satisfechos si cobran un octavo del sueldo de un trabajador.
¡Qué pretensiones! Cobrar igual que un especialista. No tienen nada, ni preparación ni callos de hincar los codos por pasar horas empollando la lección. Y es que, mientras unos estudiaban, ellos bambaban con su BMW, disfrazados y de “marcha”. ¿Ahora qué tenéis imbéciles?. Yo os lo diré, una hipoteca, muchas deudas, pocos estudios y sólo balbuceáis una lengua tribal. Con eso ¿a dónde vais?. Despertad y asumid que sólo sois víctimas de la imbecilidad tribal.
Sólo sabéis buscar trabajo siempre con la misma canción: “yo aprendo rápido”. Eso dijo vuestro compañero Zapatero y en ocho años, mira donde estamos.
A los del cine, también se acabó lo que se daba. A hacer películas de verdad, ya está bien de vivir del cuento y de subvención, que cada película nos cuesta un riñón. Estamos hartos de tantas pajas, de tanto follar, de travestis y de tanta desinformación sexual. ¡Cambiad de rollo, coño! ¿Qué pasa…que si no hacemos una película sin pajas, aunque sea sin mariconadas, no sabemos hacer cine?
Buscaros productores y romperos el “coco” con temas que interesen a la sociedad. A lo mejor así producís y no hacéis tanto el gilipollas defendiendo a la “ceja” o las virtudes de algún imbécil como Castro, Chavez o el indio Morales.
¿Y los cuentacuentos? Unos verdaderos vividores del cuento. Estos son perroflautas de “alto standing”. Unos expertos en contar cuentos en gallego, vasco o catalán para adoctrinar a los niños desde la más tierna edad.
Son la gran baza autonomista para normalizar lo que no es normal. Ni las lenguas cavernícolas que hay en España son normales, ni los sueldos que cobran estos indigentes es normal. 300 euros por sesión, 1.000 veces más que un profesor.
A vosotros sindicalistas, los únicos callos que tenéis son en las neuronas de no trabajar. Dejad de vivir como capitalistas a costa de los que curran de verdad. Sois unos carroñeros, que junto con políticos y autonomistas, estáis devorando el moribundo país que aún respira sin esperar a que descanse en paz. Carroñeros mal nacidos, escoria de la sociedad, como el pueblo despierte, os vamos a dar por delante y por detrás.
Sobre los políticos, ¡qué voy a decir que no haya dicho ya!. El 33% de los políticos ante los tribunales. El otro 33% a hacer política de verdad, ¡qué sois una banda de cuentacuentos!
Y el otro 33%, exigimos que abandonéis la política y os dediquéis a trabajar. Y si sois unos Charlys sin estudios y no tenéis “ni puta idea de na”, que os aguante vuestra madre ya que no quiso abortar.
Porque aquí –al precio que sea- lo que hay que hacer es trabajar… porque aquí, se acabo lo que se daba.
Así lo pienso y así lo cuento.
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Juan Vicente Santacreu