En esta experiencia prematrimonial que PSOE y PP están viviendo discretamente, parece ser que se pueden realizar reformas en la Constitución de forma rápida e incluso cómoda. Como supongo que al cambio ya realizado sobre el techo del déficit, le sucederán algunos más, servidor, que está seguro que este matrimonio se celebrará (aunque ignoro el rito elegido) aprovecha la circunstancia para proponer otra reforma.
Mi propuesta se basa en profundos y rigurosos estudios estadísticos y motivacionales que han coincidido en la conclusión: Hay que limitar a una sola legislatura el mandato del Presidente del Gobierno.
Los hechos son tozudos y me dan la razón. En una segunda legislatura se producen situaciones tan graves como intentos atropellados de golpes de estado, así en plural, guerras contra países que no nos habían hecho nada o presenciar la guerra contra sí mismo del actual ocupante del Palacio de la Moncloa. Como pueden observar todo ello tiene un tufillo bélico que pone los pelos de punta.
De los estudios motivacionales se desprende que en segundas legislaturas, la parentela, amigos y personas de confianza de los presidentes sufren un acusado acomodo y se muestran crecidos e incluso “sobrados”. Es ahí cuando el demonio con sus malas artes tienta a estas personas que en la primera legislatura han tenido un comportamiento correcto. Por ello comienzan a fantasear con la posibilidad de recalificar los terrenos adyacentes a la Moncloa, crear imperios mediáticos o desarmar a nuestro glorioso ejército y vender el botín a algún imperio centroafricano. ¿Recuerdan las vicisitudes pasadas por la Guardia Civil en las últimas legislaturas de Felipe González? Bueno, pues eso. Ya ven que no exageramos.
Lo ideal es que en las próximas elecciones, los candidatos se presenten con suplente o suplentes. Como Casillas y Reina o Valdés. En la segunda legislatura el suplente elegido pasaría a titular si su partido sale como más votado, que es lo usual.
Con ello evitamos los riesgos ya enumerados y damos un mayor dinamismo a la vida política ya que además se ha comprobado en otros órdenes de la vida, que lo de las llamadas “rotaciones” son beneficiosas a la larga. Pueden preguntárselo a Pep Guardiola que sin duda lo confirmará.
En cualquier caso, mi propuesta tiene la virtud de ofrecer a un mayor número de españoles la posibilidad de vivir cuatro años en la Moncloa, que es una residencia perfectamente acondicionada, alicatada hasta el techo y bien comunicada con diversos centros comerciales tanto por el centro de la capital como por las cercanas M-30, M-40 y M-50.
Espero su apoyo, querido lector, a esta iniciativa que sin duda contará con la aprobación del gremio de decoradores y jardineros paisajistas.
Hasta la semana que viene.
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Paco Fochs