En esta España en la que el Estado empieza a ser residual en algunas comunidades autónomas, sólo existen dos instituciones que están por encima de nacionalismos, separatismos y anacronismos varios: La Liga de Fútbol y Loterías y Apuestas del Estado. Son las únicas. Las únicas y las últimas.
Pero este Gobierno encabezado por el peor gobernante que ha tenido España desde Manuel Godoy, para salvar su trasero ante Europa, decidió privatizar Loterías y Apuestas del Estado. Lo nunca visto. Lo inaudito. El socialista Zapatero privatizando. Aunque nadie de su acorazada mediática o de sus sindicatos sumisos o de sus indignados de pega dijese lo más mínimo.
Pero, como ZP es un desastre hasta niveles del absurdo, se volvió a equivocar y lo hizo tarde y sin la más mínima previsión. No lo pudo hacer peor.
Tan mal lo ha hecho, como todo, que no ha tenido más remedio que suspender esa privatización a pesar de la inversión millonaria en medios, asesores y colocadores que ya había hecho. Y justo un día antes de aprobarse el folleto por la CNMV. En el último minuto. Y eso que los grandes bancos llevaban varios días avisando sobre los grandes problemas y sobrecostes de cubrir el tramo minorista por el escaso interés de la oferta.
Pero ahí no acaba todo, a pesar de la suspensión, anoche se seguían emitiendo anuncios sobre la OPV. Una campaña, por cierto, que costó 14 millones de euros. Qué desastre.
Y aún anda por ahí Rubalcaba pidiendo una oportunidad.
¿Para qué, Alfredo, para qué? Tú también estabas en el Gobierno cuando se decidió esta locura…
Pinocchio