Teníamos pocos problemas y en esto llegó el «lehendakari» López con una propuesta de «orientación consensuada, dinámica y flexible de la política penitenciaria», a beneficio de los penados de la ETA. Visto que la banda terrorista sigue activa, tengo para mí, que estamos ante un propuesta indecente. ¿Por qué? Pues, porque ofende a los familiares de las víctimas y porque desconcierta al resto de los ciudadanos que repudian cualquier complacencia con quienes durante tantos años han recurrido al crimen para allegar sus objetivos políticos.
Basta con analizar los comentarios procedentes de las filas «batasunas» para comprender el alcance del patinazo político de Patxi López. Patinazo o capítulo de la agenda oculta que desde hace años viene manejando el presidente Zapatero en su empecinado empeño de conseguir culminar «como sea» la estrategia que se inició con los contactos con la dirección de la ETA, contactos que, según todos los indicios, prosiguieron tras el atentado de la T4 en Barajas.
Hundido en las encuestas, desacreditados en la valoración de los españoles, con cuatro millones de parados en el INEM y con la economía española en fase de encefalograma plano, el todavía inquilino de La Moncloa parece que mira al Norte a la espera de un milagro -el anuncio de la disolución de la banda terrorista ETA -que no parece que esté en el horizonte. Desde luego, no antes de las elecciones del 20 N. Por eso ha llamado tanto la atención lo dicho por López. Conocida la estrecha relación política de Patxi López con Rubalcaba ( y la de su consejero de Interior, Rodolfo Ares), cuesta creer que salir ahora, a cincuenta días de las elecciones, proponiendo el acercamiento de los presos, perenne reclamación del mundo batasuno, ha sido fruto de un desliz. Los hechos sugieren otro registro. Como decía, invitan a pensar que estamos ante un capítulo más de la agenda oculta de Zapatero que debe contar con la aprobación del candidato a juzgar por su silencio.
Lo que resulta incomprensible es que nadie del entorno de Zapatero se atreva a decirles que se les acabó el tiempo y que el público, como vienen diciendo desde hace meses todas las encuestas, ya está en otra cosa.
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Fermín Bocos