«Si hoy estoy aquí –y no sabéis con cuanto orgullo –es porque vosotros lo habéis querido. Vosotros y nadie más. Vosotros… y a pesar de todo”.
No fue una frase improvisada y carente de valor. Encierra más significado del que puede verse a simple vista y a muchos de los que estaban en la Convención de Málaga les temblaron las piernas. A otra, que ya había abandonado la ciudad andaluza y había regresado a Madrid, también.
Rajoy no olvida, y hace muy bien, a todos aquellos que hicieron todo lo posible e imposible para que se fuera del partido tras la derrota en 2008 ante Zapatero. En ese “a pesar de todo”, cabe interpretar “a pesar de algunos” que bien podrían ser Pedro Jota, Federico Jiménez Losantos, Esperanza Aguirre y alguno más. Los dos primeros por la batalla encarnizada que iniciaron contra Rajoy al que vieron ya “acabado”. Ahora están cambiando el paso. Y la tercera porque al contar con el apoyo de los anteriores, también tuvo un sueño, y se veía como la primera presidenta española. Alguno más hay que con un solo gesto habría frenado en seco las feroces dentelladas de esa jauría y, en cambio, decidió mirar hacía otro lado.
A pesar de todo, Rajoy aguantó esas y otras humillaciones, lo que le ha valido el alquiler, al menos durante cuatro años, de la Moncloa. Su discurso centrista en Málaga, tan alejado del que mantuvo en 2004, hace albergar muchas esperanzas no solo a sus votantes, sino al resto de los españoles. Hasta quienes votan por convencimiento ideológico distinto al PP, desean que Rajoy tenga éxito en su nueva labor.
Aunque siempre existen versos sueltos. Como no podía ser de otro modo, Esperanza Aguirre, en otro gesto de soberbia y mala perdedora, no estuvo el sábado en la clausura de la Convención popular. Por segunda vez en muy poco tiempo no quiso participar en la foto de éxito al lado del líder de su partido.
No sorprende, porque la Condesa Consorte de Murillo es uno de esos “a pesar de todo”. Una pena.
Editorial Estrella