En un reciente mitin en tierras gallegas, el Sr. Rubalcaba ha presentado una de esas “ideas de verdad“ para sacarnos de la crisis. El candidato del PSOE ha propuesto que los que deben sufragar el déficit de la sanidad pública son el alcohol y el tabaco. Lo llama justicia redistributiva, al más puro estilo Zorro, que Sr. Juez, en masculino, no tiene otras connotaciones negativas. Tanto el alcohol como el tabaco, ha subrayado Rubalcaba el Zorro, tienen una clara repercusión en los servicios sanitarios y es «razonable pedir un esfuerzo a los que fuman y beben». Ya ven, además de echarnos a la calle a fumar, mirarnos como apestosos o prohibirnos comprar alcohol a partir de las diez de la noche en el caso de la Comunidad de Madrid, va y nos dice que hagamos el esfuerzo de financiar la sanidad pública subiéndonos el precio. Eso sí, este justiciero de discurso elocuente no se ha atrevido con el vino y la cerveza. Y es que otra cosa no tendrá Don Alfredo, pero memoria tiene un rato.
El partido aún recuerda cómo el sector de la cerveza y el vino se levantó hace unos años contra una “rotenmeyer” Elena Salgado y su polémica Ley Anti-Alcohol. A la actual vicepresidenta se le atragantó el vino, lo que le valió su destitución como Ministra de Sanidad. Salgado, cual famosa institutriz de dibujos animados, intentó que donde hubiera niños, no se pudiera beber vino. A saber, los padres que iban con sus hijos a centros comerciales, parques de atracciones o partidos de futbol, tenían que beber un batido de fresa como sus retoños y un chupa chups en vez de cigarro. Solo le quedó obligarnos a acostarnos a las ocho y a que nos leyera un cuento.
Pero hay otras tantas historias para no dormir en la relación del vino y los políticos. Otro colega de Ministerio, en este caso de Exteriores, el inefable Moratinos, reconoció hace años que no sabía de vinos españoles, que a él le iban los de Burdeos. Y se quedó tan ancho. Cargando al otro lado, también recordamos todos el “animado” discurso del ex presidente José Mª Aznar cuando en Valladolid, en un encuentro con bodegueros y, suponemos, regado con mucho vino de la Ribera, se rio de una campaña de tráfico con el lema “No podemos conducir por ti”. Aznar se dejó llevar por el fragor de los taninos y poco más que dijo que él bebía lo que le daba la gana al volante. Un discurso irresponsable que le valió muchas críticas. Desde el sector del vino, siempre se ha defendido el consumo responsable e incluso las autoridades sanitarias destacan sus propiedades saludables.
El vino es un alimento, parte de nuestra dieta mediterránea y del que viven miles de familias. Lástima que nuestros políticos no hayan estado a la altura. Tendrá razón mi amigo Jorge Muga, de Bodegas Muga, cuando me dijo que la política es la peor plaga del viñedo.
María D. Nepomuceno