domingo, noviembre 24, 2024
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José Blanco, Campeón

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Desconozco por qué la policía llamó Campeón a una Operación de corrupción política ni por qué mancilló una palabra tan bonita y que encierra tantos valores. Pero lo hizo y así hay que asumirlo. El problema es que cuando a José Blanco le llamen Campeón, aunque sea de parchís, se le va a poner cara de pocos amigos. Porque lo cierto es que, según dicen, en la ‘Operación Campeón’, han pillado al ministro de Fomento y Portavoz del Gobierno con el carrito de la basura y esa fama, de entrada y acostumbrados como estamos a penas de telediario y primeras páginas, va a ser complicado que se le pueda quitar de encima.

Dónde las dan las toman, don José. Usted nunca tuvo piedad de Francisco Camps ni de Luis Bárcenas ni de ninguno de los acusados en la ‘Operación Gürtel’. Se le llenó la boca de pedir sus dimisiones. De condenarles sin juicio. Simplemente, porque alguien había filtrado ilegalmente unas conversaciones telefónicas. Nada se probaba en ellas pero, para usted, fueron suficientes para achicharrar a los políticos acusados hasta que presentaron su dimisión. Y, en el caso de Camps, ni siquiera hablaban de tres trajes chundaratas. Trajes que nadie ha visto ni se sabe siquiera de qué colores eran, salvo un sastre que no era sastre. En cambio de lo suyo, hablamos de un dinero importante. Un dinero que, como los trajes de Camps, no ha visto nadie ciertamente pero que va a servir para que le achicharren lo mismo. Y eso que, ahora, no se van a filtrar las conversaciones que usted tuvo en el coche en la famosa gasolinera con su acusador.

Pero haberlas, ‘haylas’, como dicen en su tierra de las bruxas. Nadie se reúne con un ministro de tapadillo y no graba lo hablado. Los corruptores son muy listos. Algún día conoceremos lo hablado en el coche. Es una pena que esta grabación no se vaya a filtrar a la prensa porque, afortunadamente, está en manos de una jueza seria y no como pasó en la Gürtel. El problema para el ministro es que los jueces serios también instruyen sumarios serios y no como el que instruyó el Gürtel.

Dice Blanco que no hay caso y que todo es un montaje. Y es posible que los españoles, uno a uno, le creamos por aquello de la presunción de inocencia. Pero la opinión pública en general, no. Los políticos, desgraciadamente, tienen mala fama y esto lo único que hace es corroborar esa mala fama y será difícil que le crean inocente.

Blanco tiene que dimitir. Como han dimitido todos los acusados en corrupciones políticas de los últimos tiempos. Como dimitió Camps y ahora está en espera de juicio, como dimitió Bárcenas o Merino y ahora han sido desestimadas las acusaciones, como han dimitido el diputados autonómico y ex conselleiro del BNG Fernando Blanco y como ha dimitido el parlamentario del PP Pablo Cobián, ambos implicados en la misma
‘Operación Campeón’. Dimitir y defenderse como cualquier ciudadano.

Además, es una oportunidad histórica para quedar como un señor. Entre dimitir ahora o que te cesen dentro de 40 días creo que hay una gran diferencia a favor de la primera opción. La dimisión es dignidad. Lo contrario es mantener, sospechosamente, la inmunidad parlamentaria.

Y, don José, no haga caso a Rubalcaba en eso que les ha dicho a sus padres. Decía cosas parecidas en tiempos del Gal, dijo cosas parecidas cuando dinamitó la sagrada jornada de reflexión del 13 de marzo de 2004 y dice cosas parecidas en el ‘Caso Faisán’. Él es así.

Pinocchio

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