Les ha costado un poco pero al final la clase política se está dando cuenta de que también ellos son un problema. Todo esto empezó cuando se conocieron las prolongadas vacaciones navideñas de sus señorías (hace un par de años), y luego hasta llegar a las prebendas de las jubilaciones pasando por los chollos correspondientes para viajar y tener la plaza asegurada en al avión/tren, o lo que se tercie bajo el eslogan aquel del champú: «porque yo lo valgo».
Muchas de las propuestas de regeneración no parten de los dos grandes saurios reinantes: PP y PSOE, en muchos casos son ideas de UPyD, de Ciudadanos, o de Izquierda Unida, pero ya se sabe que nada está descubierto hasta que los dos grandes partidos políticos no lo hacen suyo y lo enarbolan con voz campanuda. Lo último es un político igual a un cargo, de Rubalcaba, a lo que el PP responde con recortar en cincuenta el número de diputados. La cuestión no es el número, la cuestión es que trabajen con entusiasmo como si representaran a la mayor parte de la nación (casualmente de eso se trata, ¡caramba!).
Cincuenta más o menos es el debate en este momento; en el PSOE dan por recibida la propuesta del PP pero algo me hace pensar que como todo se trata de verlo a largo plazo. Nuestros políticos son como el AVE a toda velocidad, necesitan muchos metros para detener la maquinaria cuándo está en marcha y al hacerlo rechinan los cojinetes y rodamientos (también los miramientos que provoca toda inercia continuada). En el fondo cobijan el consuelo de que sea el otro el que aplique la reforma para no tener que bajar al fango. Serían cincuenta diputados menos y a su vez otras tantas prebendas reducidas, un asunto que no sólo quedaría entre la clase política si no también afectaría a la familia. Por ejemplo, a todos aquellos que haciendo como el presidente de la Asamblea extremeña tengan contratado a un pariente como chofer en razón de su silencio. De todas formas no está comprobado que un familiar sea la persona idónea para guardarnos un secreto, que se lo digan a Julio César, o a cualquiera que haya estado en una cena navideña de la familia unida.
Puede que el primo del presidente de la Asamblea extremeña sea un tipo discreto pero acordemos que eso no es lo habitual, por otra parte tampoco parece que puedan surgir grandes secretos de estado en el vehículo oficial del coche del presidente de la Asamblea. ¿Es ese coche el punto en común entre la CIA y los restos del KGB?, ¿Qué nos estamos perdiendo?, ¿Qué no sabrá, pero calla, el pariente contratado? Llevados por el silogismo Obama tendría que nombrar a su cuñado piloto del Air Force One.
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Rafael Martínez Simancas