Pese al hermetismo con el que el Partido Popular está guardando sus propuestas para sacar al país de la crisis económica, algunos datos han dejado caer. Son, por descontado, los que menos asustan a los potenciales votantes, como la posibilidad de recortar el número de diputados. Bien conoce el PP el poco aprecio que los españoles sienten por la clase política en general, incluidos ellos mismos. Así que piensan que esa reducción de sueldos en el Congreso va a ser bien vista. Sigue la demagogia.
Pero puestos a ser serios, a recortar de verdad la administración, a construir un Estado más operativo, menos despilfarrador sin dejar de ser fuerte, hay que llegar a un pacto de todas las fuerzas políticas porque el cambio de estructuras, que afecta a las Comunidades Autónomas y a las administraciones locales, es de envergadura.
Antes de recortar el Parlamento de la Carrera de San Jerónimo, sede de la soberanía nacional y donde se corre el riesgo de acentuar el bipartidismo, convendría estudiar la composición de los parlamentos autonómicos, muchos de ellos sobredimensionados, sobre todo cuando son uniprovinciales. Y eso, por no hablar de coste de las Diputaciones Provinciales con los sueldos de sus más de mil diputados; o el número excesivo de municipios con que cuenta España, algunos que no llegan ni a los cinco vecinos. ¿Es necesaria esta infraestructura decimonónica en el siglo XXI?
Porque, además, toda esta maquinaria administrativa genera una red de clientelismo, de enchufismo familiar, de favores políticos que todavía deterioran más la imagen de los dirigentes y de sus partidos. Los ciudadanos ven con una mezcla de resignación y escepticismo cómo un cambio de gobierno va a significar, entre otras cosas, la colocación en puestos de especial responsabilidad de los amigos de turno.
Por si quedara alguna duda, y como simple ejemplo, vean lo sucedido en Extremadura donde el presidente de las Cortes ha contratado a su primo como chofer, alegando que viaja muchas horas y habla mucho por teléfono, así que necesita una persona de absoluta confianza. Fernando Manzano, que es además, secretario general del PP de Extremadura, escribió una carta a los reyes magos pidiendo un nuevo gobierno autonómico donde no hubiera «enchufismo». No se refería a sí mismo y a su primo, por supuesto.
También la secretaria primera de la Mesa del Parlament de Valencia, Angélica Such, del PP, tendrá a su hermano como asesor con un sueldo bruto de 2.800 euros al mes. No está mal.
Antes de tocar la Sanidad o la Educación habría muchas partidas que eliminar. Y se haría con el aplauso general.
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Victoria Lafora