domingo, noviembre 24, 2024
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La obsesión de los republicanos con la reforma sanitaria de Obama

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Según la mayoría de los criterios habituales, el Presidente Obama no tiene posibilidades de salir reelegido. Esta es la razón de que pueda salir reelegido de todas formas.

La mañana del miércoles, mientras los líderes Demócratas del Senado arañaban para encontrar la forma de implantar parte de la ley de empleo de Obama, una docena de legisladores Republicanos se reunía en los exteriores del Capitolio para quejarse de… la reforma sanitaria.

«Todos los días hago una cosa por lo menos para combatir la reforma sanitaria Obamacare», anunciaba el congresista de Iowa Steve King a las cámaras.

El Senador de Carolina del Sur Jim DeMint proclamaba que el código de año y medio de edad pretende «nacionalizar la profesión médica».

«¡Monstruoso!» aportaba el congresista de Pennsylvania Joe Pitts. «Es una ley de 2.733 páginas… ¡Sin enmiendas!… ¡Votación por disciplina de partido!»

A lo mejor, caballeros, pero ¿no hay nada mejor que hacer?

La popularidad del Presidente se sitúa en los 40 y pocos en los sondeos, y las tres cuartas partes de los estadounidenses creen que el país va por los derroteros equivocados, una evidente oportunidad para el partido en la oposición. Pero en lugar de explotar las vulnerabilidades de Obama en la economía, los fieles del movimiento de protesta fiscal tea party se han quedado en el 2010, exigiendo la derogación de la reforma sanitaria.

Esto ha permitido que Obama, a pesar de su énfasis tardío en el empleo, adelante a los Republicanos en una cuestión: en el sondeo Washington Post-ABC News más reciente, Obama lleva una ventaja de 15 puntos en creación de empleo sobre los congresistas Republicanos, y su batería de medidas del empleo disfruta del apoyo de la mayoría simple.

Los Republicanos reunidos el miércoles en un trozo del césped del Capitolio conocido como «el pantano del Senado» decían tener también un plan de creación de empleo: derogar la reforma sanitaria Obamacare.

«Si el presidente quiere una ley de empleo, aquí la tiene: derogar el Obamacare es un proyecto de ley de creación de empleo», proponía el congresista de Louisiana Jeff Landry. «No tenemos que atravesar todo el artificio de que se persone aquí y se dirija a una sesión conjunta de las cámaras del Congreso».

Pruebas de Landry de que la reforma sanitaria está destruyendo puestos de trabajo: un elector que dice que está reduciendo su plantilla un 25 por ciento gracias a la reforma sanitaria Obamacare, con independencia de que los capítulos relevantes no vayan a entrar en vigor hasta dentro de unos años.

El congresista de Texas Louie Gohmert ofrecía un relato similar mientras agitaba una copia de la ley de empleo de Obama. El presidente, decía, «anda por ahí demonizando a todo aquel que no trague su ley de empleo, pero todo lo que tiene que hacer es esto: se crea más empleo derogando el Obamacare».

Concretamente, el grupo Republicano denunciaba que el Obamacare «nos está costando empleo, 800.000 puestos de trabajo por lo menos» según el Senador de Louisiana David Vitter.

Además, decía el Senador de Utah Orrin Hatch, «hace precarios 3,2 millones de puestos de trabajo». En caso de duda, «todo está respaldado por las estadísticas», decía el senador.

No exactamente. La cifra de los 3,2 millones de empleos precarios se atribuye a la Asociación Internacional de Franquicias, colectivo contrario a la reforma sanitaria. ¿Y de dónde sale lo de los 800.000 empleos que «nos está costando»? Eso procede de un análisis del impacto del anteproyecto realizado por la Oficina Presupuestaria del Congreso, proyecciones para el año 2021.

Los legisladores comparecían en el pantano del Senado para recibir una petición que pide derogar la reforma firmada por 1,6 millones de estadounidenses, según los organizadores, a instancias del congresista Republicano de FOX NEWS Mike Huckabee y del activista conservador Ken Hoagland.

Haciendo la presentación de los legisladores, Hoagland decía que «no es ninguna sorpresa» que la pequeña empresa haya dejado de contratar. «Ellos te dicen: ‘tengo 50 personas en plantilla. No me puedo permitir contratar ni una más, porque si contrato una sola, o pago enormes multas a la agencia tributaria o tengo que proporcionar cobertura sanitaria ampliada e integral a todos'».

Es raro, porque el requisito obligatorio impuesto a las empresas de más de 50 trabajadores no entra en vigor hasta el año 2014. La idea también era refutada, intervenciones más tarde, por el Senador de Wisconsin Ron Johnson, que aducía que la reforma sanitaria permitiría a las empresas ahorrar dinero al desplazar el gasto al estado.

«Los empresarios van a tener que tomar una decisión muy fácil», decía. «¿Contrato la póliza familiar por unos 10 ó 15.000, o pago un recargo de 2.000 y echo a la plantilla a los leones? Ello les permite acogerse a subvenciones importantes. ¿Por qué no aceptar el acuerdo pues?»

Hacia el final de este retorno a 2010, el congresista de Georgia Phil Gingrey exponía una idea válida. «Lo que realmente necesitaba nuestra atención hace dos años era devolver a la gente al mercado laboral», decía. «Perdimos dos años tocando la lira literalmente mientras Roma ardía».

Justamente. Y ahora Gingrey y sus colegas se han vuelto a poner a tocar la lira.

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David Ignatius

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