Permitirá el lector que Estrella Digital se apunte un pequeño éxito informativo al haber dado en la diana, y se adelantara a lo que, final y realmente, ha sido la lista del PP en Madrid. Hemos clavado las tres posiciones siguientes a Rajoy como cabeza de lista: Soraya Sáenz de Santamaría, Ana Mato y, ahí estaba la clave de todo, Alberto Ruiz-Gallardón, de número cuatro.
Debo decir que el pleno al 15 no es fruto de la casualidad, sino de una labor periodística al más alto nivel que supo interpretar y atinar con lo que Mariano Rajoy tenía en la cabeza. Muchos dirán que ya intuían que Gallardón estaría en la lista, pero pocos o ninguno se atrevió a publicar el puesto en el que iría.
Pues ahí está, clavada la información de este periódico nombre por nombre.
Es verdad que la posición de Sáenz de Santamaría y Mato parecía algo lógico, más en el caso de la primera que de la segunda pues, como también ha adelantado Estrella, ello encierra un papel protagonista en el organigrama interno del partido y, al tiempo, una proyección externa superior a la que tenía hasta ahora. Para entendernos, la Secretaría General del PP.
Con todo, lo verdaderamente importante es Gallardón quien, por fin, no solo acompañará a Rajoy en la campaña electoral y en el futuro Gobierno de España, sino que será el gran protagonista de estos comicios, descontando por supuesto, al líder del PP. Y Esperanza Aguirre, entre tanto, mordiéndose sus cuidadas uñas y evitando el vómito. Hace cuatro años la “lideresa” madrileña logró “chantajear” a ambos y hacerse fuerte con el apoyo del núcleo duro del PP que ella manejaba. Lo curioso es que su fuerza en Madrid es la misma que en 2008, pero en el partido, en Génova, está completamente desactiva y sola. Sobre todo, desactivada.
Su corrosión dentro del partido discurre al mismo tiempo, pero en sentido contrario, que la proyección que ha ido adquiriendo el todavía alcalde de Madrid. Mientras Gallardón se definió a sí mismo hace años en la SER como el “verso suelto” del PP, ya en su madurez personal y política se ha aclimatado a la disciplina de partido, en tanto que su “íntima enemiga” ha intentado colgarse ese mismo título, no tanto por rebeldía sino por resentimiento. Desde hace unos días el alcalde de Madrid debe carcajearse de todos los que le acusaron de ser un “rojo” en el PP. Desde sus tiempos de concejal en la oposición de AP, con Tierno Galván de primer edil, jamás le vimos de “rojo peligroso”.
Gallardón y, en eso se parece a Rajoy, ha aguantado carros y carretas sobre todo de los suyos. Y está visto que quien resiste, gana. Por eso el líder del PP confía en él por la enmienda de errores cometidos y, particularmente, por la lealtad demostrada estos años a él y al partido. Lo que otras no han hecho.
En esta misma columna he criticado con dureza la gestión y últimas decisiones que Alberto Ruiz-Gallardón ha llevado a cabo en el Ayuntamiento de Madrid. No solo no me enmiendo, sino que mantengo las críticas al tiempo que afirmo que es un alto valor añadido a la candidatura y futuro gobierno de Rajoy.
Entre tanto, da gusto ver como algunas se retuercen de retortijones políticos. Que conste.
Alfonso García