Quebrantahuesos no tiene fijación alguna con Esperanza Aguirre ni con nadie. Pero es evidente que la presidenta de la Comunidad de Madrid nos da motivos para hablar de ella. Este miércoles ha vuelto a hacer una de las suyas, por otra parte, de las más habituales: robarle el titular a Rajoy y, sobre todo, a Alberto Ruiz-Gallardón. Ya lo hizo el día de la presentación del libro de Rajoy y lo ha vuelto a hacer. Sus altos niveles de soberbia y vanidad no encajaban con estar en un segundo plano en el acto de presentación de la candidatura del PP por Madrid. No solo ha intentado eclipsar el acto con una de sus habituales sobreactuaciones sino que les ha dado a sus compañeros una patada en la espinilla al contar el episodio del asalto de su palacio.
Y se acabó lo que se daba. Ya no hay noticia de la candidatura, ni de la presencia de Rajoy, ni de la felicidad de Gallardón. Todos los focos han sido para ella que, en su habitual estado de demagogia, ha cargado contra la policía, la delegada del Gobierno y con todo bicho viviente. Esta vez no ha podido encontrar relación alguna con los indignados. En cambio, y tendría toda la razón, podría haber culpado a su amigo Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, por dejar hacer que su equipo le ganara al Olimpic de Lyon y que dos seguidores se emborracharan por la alegría del triunfo y de paso entraran en su casa palaciega.
Tiene suerte Aguirre de que el partido fuera contra los franceses, poca cosa; si la victoria hubiera sido contra el Barça, no habrían sido solo dos los borrachos.
En cualquiera de los casos, este episodio ha sido una suerte para ella que, astutamente, lo ha utilizado para robarle el titular, una vez más -y van…-, a Rajoy y al tiempo oscurecerle el día a Gallardón.
Menuda es ella.
Quebrantahuesos