domingo, noviembre 24, 2024
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Los figurantes del supercomité

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A medida que los integrantes del «supercomité» presupuestario iban llegando al pleno con motivo de otra vista legislativa esta semana, una obra de teatro político más atractiva debutaba en el lado este de los exteriores del Capitolio.

Una docena de manifestantes, con capas y caretas «supercomité» azules y rojas con rostros más grandes que los integrantes de la instancia, posaban para las cámaras. Junto a ellos, una encarnación de la muerte, con cuchillas marcadas «recortes presupuestarios», amenazaba a un grupo de rehenes con camisetas de programas como «USAID» o «Global Health Initiative». Mientras la muerte pasaba a los rehenes por sus cuchillos, los integrantes del comité se encogían de hombros simplemente.

«¿Son cabezudos?» preguntaba a un periodista un agente de policía del Capitolio.

No exactamente. El numerito fue bautizado oficialmente «doble fotográfico» por su organizador, Oxfam America.

Había algo refrescante en la honestidad de Oxfam al llamar «doble» a su actividad. Podría ser un modelo útil del supercomité.

La responsabilidad de los legisladores es enormemente grave, pero sus deliberaciones son igual de útiles que las de los actores del exterior.

La gente razonable de todo el espectro sabe que abordar los problemas de deuda a largo plazo del país va a exigir subidas de los impuestos y recortes en los programas sociales en la misma medida. Pero a unas semanas de vencer el plazo del supercomité, los Republicanos se siguen oponiendo a nuevas fuentes de recaudación pública, y los Demócratas evitan la necesidad de recortes sociales.

Y por eso, mientras los 12 figurantes del supercomité se reunían esta semana para su vista, se iba a discutir algo distinto: la fracción de los presupuestos relativamente pequeña conocida como «gasto administrativo independiente de la defensa». Hasta a estas alturas, sus intervenciones, en público, por lo menos, sugieren que no están tan interesados en ponerse de acuerdo como en ganar puntos políticos.

«Ha de haber equilibrio», decía la legisladora Demócrata de Washington que co-preside la instancia, Patty Murray.

«Nuestro gasto social viene a ser el 60 por ciento del presupuesto y está creciendo», replicaba el presidente Republicano Jeb Hensarling, legislador de Texas.

“Uno de nuestros principales problemas es la caída acusada de la recaudación pública», afirmaba el congresista Demócrata de California Xavier Becerra.

«La necesidad de controlar el gasto administrativo es, evidentemente, una de las prioridades que hemos de abordar», replicaba el congresista Republicano de Michigan Dave Camp.

«Hemos de hacerlo, estoy seguro, de forma equilibrada», postulaba el congresista Demócrata de Maryland Chris Van Hollen.

La única cuestión en la que parecían convenir es en que no estaban poniendo el acento en los principales problemas. «El gasto administrativo independientes de la defensa representa menos de la quinta parte del gasto público federal total», apuntaba Murray. «Escuchando los debates aquí en Washington los últimos meses, pensaba que este pequeño trozo del pastel sería mucho mayor».

“En muchos sentidos hoy», convenía Hensarling, “estaríamos debatiendo la calderilla de una crisis de la deuda que exige billetes y de los grandes”.

En comparación con estos juegos para la galería, los figurantes genuinos eran más atractivos, como el manifestante que alteró la vista gritando una solución diferente: “¡Parad las guerras! Así solucionamos el déficit. Y todo este follón de porcentajes del PIB, sólo trata de confundir la cuestión».

Aunque los legisladores se apelaban entre sí, el colectivo activista Refuerzo a la Seguridad Social interpretaba su propio montaje, vía conferencia. El colectivo invitó a una afiliada real a la seguridad social de Massachusetts a apelar al Senador Demócrata de Massachusetts John Kerry, miembro de la instancia, a oponerse a todos los recortes en la seguridad social, el programa Medicare de los ancianos y el programa Medicaid de los pobres.

«Nosotros dependemos de estas cosas», suplicaba la anciana, jubilada en 1987. «Nos preocupan a diario».

Por supuesto, las pensiones de la seguridad social y el Medicare de una afiliada de su edad no corren ningún peligro, con independencia de lo que decida la instancia. Pero hablamos de teatro.

Pregunté al caballero que llevaba la voz cantante, Eric Kingson, de la Universidad de Syracuse, cómo se soluciona el déficit sin realizar ningún recorte en las pensiones.

Dijo que debemos acabar con «la rebajas de las rentas muy altas».

Por mí adelante. Pero no simulemos que eso va a solucionar el problema por sí solo:

La única forma de salir, en última instancia, es subir los impuestos Y bajar las prestaciones.

Si la docena de figurantes del supercomité no adopta esa idea en las próximas semanas, podrían acabar llevando caretas y capas.

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Dana Milbank

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