domingo, noviembre 24, 2024
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Al séptimo día de campaña: ETA

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Y al final se colaron. Los terroristas de ETA, sus actos criminales, las consecuencias de ellos. Todo se revivió en el día de las víctimas, fecha que conmemora a quienes murieron por obra de atentados criminales. El caso es que ETA no estaba en la campaña, y todos nos las presumíamos felices pensando en que eran un horror del pasado padeciendo en la oscuridad de su locura los últimos estertores de su existencia. Pues no. El diez de noviembre es la fecha señalada por el parlamento vasco para este homenaje. Es el único día del calendario sin atentados ni víctimas.

ETA se presentó en forma de desunión. La flojera moral de ciertos nacionalistas, por no decir de todos, impidió un ceremonial conjunto. Hay flores de dos clases aún en Euskadi. Y los colegas de Bildu, instalados en cómodos despachos por la acción o la inacción del PNV, abren un nuevo “debate” como antes hablaban del “conflicto”.

Y vuelta con la liturgia de la confusión y el desdén por ciertas formas que, al menos, no ofenden gratuitamente a quienes viven atascados en el padecimiento y el dolor.

Y ETA también vino a la campaña anunciando una entrevista en Gara, prensa combativa, en la que plantean y replantean las memeces características del ideario, por decir algo, de los amiguetes de Cheroki y Txapote, que ya con esos nombres nos dan idea del calado profundo de su pensamiento y de su habilidad dialéctica para introducir reflexiones intelectuales en el mapa político autonómico vasco.

El caso es pintarla. Con flores o con entrevistas. Los unos y los hunos, que hubiera dicho Unamuno con valentía, pero siempre los mismos, los de la equidistancia y el lenguaje tiritón y peliagudo, el alma incendiada de despropósitos y ensoñaciones que anulan el mínimo sentimiento de humanidad para decir, con flores o sin flores, entrevistas, agendas, desarmes y chapotes y cherokis: ¡pandilla de asesinos!, y tragar saliva junto a los que les duelen los dolores provocados por la muerte asesina de los matarifes, y decir con los dientes apretados: ya veremos qué habrá que hacer por la paz.

Pero lo primero será utilizar con corrección el lenguaje de los gestos. Los miraremos a ver si son capaces de verter aunque sea sólo una lágrima por los demás, o aprender a dejar una flor blanca al mismo tiempo y en el mismo pequeño espacio de la memoria construido para todos: el de un día, un único día en el calendario, para hacer memoria por la vida y por la paz.

Y ahora, que se vuelvan a ir de la campaña.


Rafael García Rico

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