domingo, noviembre 24, 2024
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¿De quién desconfían?

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Si las encuestas que conceden unánimemente una aplastante mayoría al PP ya habían ensombrecido la campaña electoral, la convulsión que está viviendo el mercado de la deuda en las últimas horas ha desplazado definitivamente el eje de atención de los ciudadanos que estamos llamados a las urnas el próximo domingo. Los últimos ataques a la deuda han roto los diques de contención que mantenían el riesgo sólo sobre los países del sur, han disparado las primas de riesgo de una docena de países y han encarecido la factura de la financiación para los estados. Italia y España se asoman a cotas que llevaron a la intervención de Grecia, Irlanda y Portugal, mientras otros estados que parecían salvaguardados de la tormenta alcanzan las primas de riesgo que Italia y España tenían hace apenas cinco meses, convirtiéndose en carne de cañón para futuros ataques.

¿Qué ha pasado en estas últimas 72 horas para que todo esto suceda? Pues nada relevante salvo que, paradójicamente, Grecia e Italia han hecho sus deberes y han sustituido a sus primeros ministros presionados precisamente por el directorio de la Unión Europea y por los propios mercados. ¿Cabe pensar que los operadores financieros se fían menos de Mario Monti que de Silvio Berlusconi? La respuesta lógica es que no. Pero encontrar respuestas lógicas a una situación desbocada se convierte en una misión imposible.

La situación se ha colado en la campaña electoral. Rubalcaba ha pedido al BCE y a la Unión Europea que adopten medidas de urgencia globales frente a estos ataques globales. Es una reclamación razonable porque la historia de esta tragedia por fascículos constata cada día que la creciente voracidad de los mercados es directamente proporcional a la escuálida musculatura política de la UE para responderlos. Rajoy, por su parte, mantiene su mantra local y afirma que los mercados atacan a España porque siguen sin fiarse del gobierno, para añadir que el cambio del próximo domingo, basado en un programa que sigue sin concretar, devolverá la confianza perdida. Pero olvida un pequeño detalle: los inversores que hoy han exigido casi un 7% al Tesoro para comprar obligaciones españolas a 10 años apuestan por el futuro y seguro que ya no piensan en un Zapatero al que le quedan tres días. Y si ellos se creen las encuestas, quizás es que no acaben de fiarse del vencedor en las encuestas.

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Isaías Lafuente

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