La suerte está echada. Posiblemente lo está desde hace muchos meses, desde mayo de 2010, pero si nada cambia, el cambio será total tras el 20N. Habrá tiempo de hacer balance del presidente que deja el Gobierno y de su labor. Sin duda hay algunos aspectos positivos, pero en el conjunto, Zapatero va a quedar como el peor presidente de la democracia española y también como el peor secretario general del PSOE. Quien sufrió los durísimos ataques del PP de José María Aznar, que intentó estrangular al PSOE, ha reproducido la misma estrategia. Afortunadamente, en un caso y en otro el resultado ha sido el mismo y el PSOE logró el poder como ahora parece que lo va a conseguir el PP. Y cuando toque, volverá el PSOE. El poder corrompe y el poder absoluto corrompe mucho más. Le pasó a Aznar que no supo administrar la mayoría absoluta después de una excelente primera legislatura y le ha pasado a Zapatero, ciego, sordo y mudo ante la crisis. Deja «el PSOE en llamas», un declive ideológico sin precedentes en 130 años de historia, como refleja excelentemente el libro de ese título que acaba de presentar el buen periodista que es Diego Armario. No se lo pierdan.
A juicio de Leguina, que presentó el libro, «Zapatero no tenía juicio suficiente cuando accedió a la presidencia, no ha entendido lo que es el Estado y se ha cargado toda la memoria del partido». Tiene una parte de razón y la reconstrucción va a ser, otra vez, al igual que tras la salida de González, otra travesía del desierto para la que ya se postulan algunos, como Carmen Chacón-Barroso. Ni siquiera le dejan perder dignamente a Rubalcaba. Pero siempre quedan los hagiógrafos. El de Zapatero, Suso de Toro, dice que Zapatero ha sido «un gobernante valiente y audaz» y ahora sigue siendo «decente y valiente». Viniendo de quien vienen esas calificaciones hay que tomarlas con precaución. El dogmático Suso de Toro ha escrito también que «es muy ilustrativa la total falta de sentido de la realidad española que tiene la práctica totalidad de los políticos e intelectuales madrileños». Hay que suponer que en esa ignorancia engloba tanto a los pensadores de derechas -si es que Suso de Toro cree que hay alguno- como a los de la izquierda, pero seguramente para él lo de madrileños pesa mucho más que lo de intelectuales. Menos mal que Zapatero era de León.
En fin, pelillos a la mar. Tiempo de reflexión y de balance. Voten en libertad, elijan lo que creen mejor para España, prepárense para arrimar el hombro y apretarse el cinturón. Estamos en zona de rescate. Debemos lo que no tenemos y seguramente lo que no podemos pagar. Pero mantengan la esperanza porque no podemos permitirnos un fracaso. Sobreviviremos, aunque el precio tenga que ser alto. Nos ha llevado a ello la inconsistencia de unos gobernantes que negaron la crisis, actuaron tarde y nos dejan un legado maldito. Ellos y sus corifeos.
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Francisco Muro de Iscar