ETA ha vuelto al Congreso. Los antidemócratas se valen de la democracia para asaltarla. Y yo, en este momento, me acuerdo de Luís Ortega, Pascual Sala, Pablo Pérez Tremps, Adela Asua, Eugeni Gay y Elisa Pérez Vera. De esos miembros del Tribunal Constitucional que perdieron su dignidad permitiendo la legalidad de Bildu y de toda su jarca.
No hay derecho a que esta tropa esté en el Congreso. Y, menos aún, gracias a una Ley Electoral que se hizo desde el buenismo para favorecer a los que no quieren ser españoles por aquello de intentar convencerles. Porque no hay derecho que IU con más de un millón y medio de votos tenga 11 escaños, que UPyD con más de un millón tenga cuatro escaños y que estos representantes del terror y la muerte, con sólo trescientos mil, tengan 7 escaños. Eso es una injusticia. Y lo primero que había que hacer era cambiar esa injusta ley. Una ley que, por cierto, también le da 16 escaños a CiU con un millón de votos escaso. No hay derecho.
Como hace años, volveremos a oír aquella burla a la democracia y a España de “prometo por imperativo legal”. Y a mí me vendrán a la mente bombas y muerte. Y tendré que morderme la lengua para no reventar.
No hay derecho.
Pinocchio