El Estado del Bienestar, tal y como lo entendemos en España, es insostenible. Hemos abusado de él hasta quemarlo. No hemos sabido hacer las rectificaciones necesarias en su momento para corregir sus desvío o reformarlo para hacerlo más justo y ahora hay que recortarlo a las bravas. Artur Mas ha sido el primero en hacerlo en Cataluña. Tras poner la sanidad catalana patas arriba, ayer, dos días después de las elecciones, le lanzó el primer envite y abordó dos temas que hasta ahora eran tabú. Abordó, entre otras cosas, el copago sanitario, aunque usando un eufemismo zapateril, y habló de la subida de tasas universitarias que, hasta ahora, mantienen en España aquella política franquista de subvención por encima de todo.
El copago sanitario o como le queramos llamar es una necesidad absoluta para evitar el abuso que se produce en las consultas y en la compra innecesaria de medicinas, que nos tienen, curiosamente, a la cabeza de Europa.
La subida de tasas universitarias porque ya va siendo hora de que se corrija una falsa igualdad social. Tal y como están, en este momento, se subvencionan lo mismo los estudios de los nietos de Botín que los hijos de un repartidor de butano. Y las tasas universitarias deben estar a la altura de la calidad de la enseñanza que se imparte en ellas. Y las subvenciones, para abaratarlas, deben ser personales. Directas a los estudiantes que las necesiten.
Por lo tanto, no creo que nadie tenga que rasgarse las vestiduras por las propuestas de Mas. Como tampoco deba hacerlo por la subida del precio del agua en un país seco o de la gasolina para mantener la red viaria que ya no va a costear Europa. Creo que estas medidas deben ser las primeras porque no serán suficientes para mantener vivo ese Estado del Bienestar y, sobre todo, más justo.
El problema de Artur Mas es que si dejase, por poner dos ejemplos, de hacer tonterías con el abuso de subvenciones al catalán y a otras cosas como esas embajadas absurdas que mantiene en el extranjero por querer aparentar la condición de Estado, a lo mejor no tenía que tocar tanto algunos servicios.
Pinocchio