No hay que ser un prestigioso psicólogo para imaginar el mal trago que está atravesando la Familia Real, debido al continuo goteo de noticias que sobre los negocios de Iñaki Urdangarin se publican a diario en la prensa española. Una situación que empañará las fiestas navideñas, pero sobre todo reuniones familiares tan emblemáticas como la Nochebuena, que cada año se encargaba de organizar la Reina Sofía en Zarzuela y a la que acudían, además del Rey como es lógico, sus tres hijos, con sus respectivas parejas, sus nietos, su hermana la Princesa Irene y la familia al completo de los Borbón-Zurita.
Un encuentro que forma parte de la tradición y que, como es lógico, ha transcurrido en buena armonía, al menos hasta este mes de diciembre, que será recordado como uno de los más dolorosos para unos padres -los Reyes lo son por más que a veces tengan que disimular sus sentimientos en público-, que ven como de la noche a la mañana empieza a cuartearse la unión familiar.
Fuentes de toda solvencia me comentan que la primera en desmarcarse de la cena familiar ha sido la Infanta Elena y sus dos hijos Victoria y Felipe, que este año, al contrario de lo que ha ocurrido en otras ocasiones, la pasaran con su padre y la familia de este. Los otros que han optado por hacer mutis por el foro son la Infanta Doña Margarita, Carlos Zurita, su marido y sus dos hijos, que celebrarán tan señalada noche con Doña Pilar de Borbón, su hermana, a la que hace tiempo que no se la ve por Zarzuela.
Ahora falta por saber qué harán los Príncipes de Asturias y las Infantas Leonor y Sofía, aunque es muy posible que la pasen en su residencia, en compañía de la familia de Letizia.
De momento, no se espera la llegada a España de los Duques de Palma por razones que todo el mundo conoce o intuye, por lo que no sería de extrañar que la Reina Sofía se desplazará a Washington para paliar la soledad de su hija y sus nietos, y por supuesto de Iñaki Urdangarin. Algo que no se le puede criticar porque una madre es una madre, por encima de cualquier otro análisis que se pueda hacer de una situación que, si bien ha disparado las alarmas en la Casa del Rey, nada parece que vaya a cambiar respecto al estatus del que disfrutan las Infantas Elena y Cristina, para evitar que fuegos como el desencadenado por el duque de Palma puedan ocasionar el derrumbe de una institución que ha gozado de un gran prestigio, pero que ahora empieza a ser vista por los muy jóvenes como innecesaria.
La pregunta qué me hago es ¿qué hará el Rey si Doña Sofía decide cruzar el charco? No lo sé, pero es muy posible que después oír y ver su discurso, se ponga a meditar sobre por qué se ha llegado a esta situación, y si no se podría haber hecho algo para evitarla.
Rosa Villacastín