Los responsables de comunicación de La Zarzuela deben de andar preocupados ultimando los detalles del discurso de navidad del Rey y preparando el tarjetón con el que la familia felicitará este año las fiestas. No ha sido un buen año para la monarquía. Si en octubre supo don Juan Carlos que la institución que encarna recibía por primera vez un suspenso en la valoración de los ciudadanos, según el último barómetro del CIS; los detalles sobre la posible implicación de su yerno en una trama de presunto enriquecimiento a costa de fondos públicos han sido la puntilla moral para un hombre ya tocado físicamente.
Fuentes de la Casa del Rey afirman que el monarca estaría planteándose hacer recortes domésticos, de tal manera que las infantas y sus familias fueran transferidas de la nómina de la Familia Real a la familia del Rey. Es una sutileza que justificaría, sin tener que dar más explicaciones, su apartamiento de los actos en los que Elena, Cristina y su consorte ejercen una representación oficial. Se nos cuenta que es un viejo proyecto del Rey, pergeñado cuando el príncipe Felipe contrajo matrimonio y engendró la descendencia capaz de garantizar la sucesión a la Corona. Pero los ciudadanos hace tiempo que abandonamos la edad de la inocencia.
El asunto que ahora se plantea presenta un problema fundamental y es que parece paradójico que las infantas abandonen la Familia Real pero sigan ostentando su condición constitucional de herederas al Trono. También es discutible si en una monarquía parlamentaria una reforma de tal envergadura corresponde al monarca o al parlamento.
Como estos cambios requerirán tiempo, el Rey podría aplicarse en algo más práctico e inmediato. Por ejemplo, en recuperar para el próximo día 24 aquel párrafo de su discurso navideño de 1995 en el que cargó contra las «conductas corruptas intolerables» que suscitan «preocupación colectiva» y «producen particular desánimo y desmoralización en la sociedad» y que «deben ser denunciadas, corregidas y sancionadas de acuerdo con la ley». Aunque nos duela realmente, podría añadir.
Isaías Lafuente