Los banqueros son expertos en socializar las pérdidas. Deberían ser diestros en rentabilidad financiera, pero si la rentabilidad les falla, entonces acuden al Estado, el Estado les da dinero y se arregla el problema. El dinero que les da el Estado es de los contribuyentes, de todos nosotros, por lo que a través de la Administración somos, sin que nadie nos pida permiso, benefactores de los consejos de Administración.
Es más fácil ser banquero que tener una tienda de zapatos. Si la tienda de zapatos te va mal, tienes que cerrar y soportar las pérdidas, pero si el banco entra en pérdidas, nunca se cierra, ahí estamos nosotros para echarle una mano, aunque en contra de nuestra voluntad.
Si el banquero es inteligente y buen gestor y el banco entra en ganancias, se reparten los dividendos entre los accionistas, pero jamás se bajan las comisiones de los clientes, ni se dan las gracias por las penurias pasadas.
El Banco de Sabadell ha adquirido la Caja de Ahorros del Mediterráneo por un euro, y me ha quitado la ilusión de toda mi vida, que es comprarme una Caja. Es un regalo envenenado, pero el veneno va envuelto en el dinero que aportaremos los contribuyentes. Al final, el Banco de Sabadell tapará los agujeros de la CAM con el Fondo de Garantía y otros chollos estatales (hasta 24.000 millones de euros se habla) y se quedará con los inmuebles y con los clientes. Negocio redondo.
Para ejercer de banquero no hace falta ninguna habilidad especial, Más aún, yo he conocido a algún banquero mediocre tirando a tonto. Ahora, eso sí, para llegar a banquero, hay que ser listísimo o ser hijo de un listísimo que en su día lo consiguió.
Luis del Val