Cuando Rajoy presente de una vez su programa tendrá que decir qué va a hacer para cambiar la (mala) educación de este país. El corto plazo de España es preocupante, pero el medio y el largo serán mucho más difíciles si no se actúa sobre la calidad de la educación. Hay muchos datos que lo avalan. El principal problema es el altísimo fracaso escolar, pero hay muchos más. España es, por ejemplo, el país de la Unión Europea con más trabajadores sobrecualificados, es decir aquellos que tienen un título universitario o de FP de grado superior, pero ocupan un empleo por debajo de ese nivel. Nada menos que el 31 por ciento frente al 19 de media europea. Eso indica falta de puestos de alta cualificación y un modelo productivo erróneo, pero también un desperdicio de recursos muy grave porque formar a un universitario es muy caro -y lo pagamos todos con nuestros impuestos- pero subemplearlos es mucho más caro, además de frustrante para los afectados. También indica que nuestras Universidades no son competitivas, están al margen del mercado laboral y de las necesidades del país y ofrecen una formación de baja calidad en muchos casos.
Nos sobran universitarios y nos faltan estudiantes de FP. Según un estudio del Ministerio de Educación habría que crear 200.000 nuevas plazas de FP en esta legislatura para atender a las necesidades. Desconfíen de que se vaya a hacer porque la desatención hacia la FP ha sido histórica con independencia de quien haya gobernado. Aunque en el presente curso la matrícula en FP ha crecido un 5,6 por ciento y ya tenemos 611.000 alumnos -poco más de un tercio que estudiantes universitarios, un disparate- es también la tasa más baja de la Unión Europea: un 24 por ciento frente al 47 por ciento de ésta. Eso explica también el fracaso de nuestros modelos educativo y productivo. En 2020 necesitaríamos el doble de titulados en FP de lo que hemos formado hasta ahora. Imposible.
Y un tercer apunte que hace Fernando Becker -un nombre a seguir- en el interesante número 2 de la Revista del Instituto de Estudios Económicos. En España, dice, aproximadamente el 20 por ciento de los estudiantes obtiene calificaciones del nivel más bajo, muy lejos del 8 por ciento de países como Finlandia o Corea del Sur, mientras que sólo un 3 por ciento obtiene las máximas calificaciones, frente al 15 por ciento de esos dos países. Y si hablamos de estudiantes repetidores a la edad de 15 años, en España el porcentaje es del 36 por ciento y en Finlandia del 5. Muchos ya habrán dicho: el dinero, la inversión en educación. Pues tampoco. El nivel de gasto de Finlandia en educación es similar o algo inferior que el de España. El dinero influye, pero debe haber otros factores que influyan en una educación de calidad. Desde Preescolar a la Universidad, y después, la educación en España exige pactos, estabilidad, rigor y exigencia. Veremos que si lo conseguimos alguna vez.
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Francisco Muro de Iscar