Las propuestas de Rajoy para ocupar las presidencias del Congreso y del Senado y las portavocías del Grupo Popular en ambas Cámaras muestran el camino de lo que serán las maneras del futuro Gobierno de España.
Los cuatro elegidos, Jesús Posada, Pío García Escudero, Alfonso Alonso y Xosé Manuel Barreiro son cuatro máximos exponentes en el PP de lealtad, por un lado, y de prudencia política, por otro. Mientras los dos primeros estaban en casi todas las quinielas, los dos últimos han sido una verdadera sorpresa por lo que, con toda certeza, ocurrirá lo mismo cuando dentro de unos días conozcamos el Gabinete de Rajoy. Tampoco es casual que al frente de los Grupos estén un vasco y un gallego, ambos con una gran sensibilidad política que deberán sacarla a relucir en momentos tan complicados y, especialmente en el Congreso, con una Cámara Baja tan fragmentada.
Lo cierto es que los nuevos cargos, además de las características señaladas, tienen también otra cosa en común: en cierto modo son muy parecidos al líder del PP y guardan con él una gran empatía en muchos aspectos.
Si los próximos nombramientos de ministros siguen ese camino y, tratándose de Rajoy, no tiene por qué haber variación y lo más previsible es que nos encontremos con un Gobierno compacto, mezcla de experiencia y veteranía con nuevas inquietudes y frescura.
El camino que les queda por delante, por obvio que resulte decirlo, no es fácil y tienen ante sí el reto más importante que pueda suponerse y que no es otro que el de sacarnos del atolladero en el que nos encontramos. Si Rajoy sabe, como parece, rodearse de un buen y guarnecido equipo, probablemente nos encontremos ante la gran oportunidad que estábamos esperando para enderezar la situación.
Esperanza y confianza no le van a faltar y lo que ha demostrado con sus primeras decisiones en los nombramientos es que el camino elegido es el adecuado.
Editorial Estrella