“Alea jacta est”: La suerte está echada. El Real Madrid, rememorando la famosa frase de Julio César al pasar el Rubicón para ir a conquistar el mundo, pronunció esas mismas palabras después de eliminar al Málaga en los octavos de final de la copa del rey y tener al Barcelona en el horizonte de los cuartos.
Salvo milagro en el Reyno de Navarra de Osasuna , estamos en la antesala de otro gran clásico entre los dos mejores clubes del mundo. De nuevo, el continente se parara durante tres horas, en sesión doble, con el enfrentamiento de copa entre el Real Madrid y el Barcelona en los cuartos de final. Enfrentamiento que está a la vuelta de la esquina. El primer partido, será la próxima semana, el día 17 en el Santiago Bernabéu, y una semana después en el Camp Nou, el partido de vuelta.
A priori, y teniendo en cuenta los últimos antecedentes, el Barcelona es el gran favorito en esta eliminatoria entre los dos grandes del fútbol. Algo que disgusta a Guardiola y alegra al Madrid de Mourinho, a quien le gusta salir como victima.
Y Menos mal que existe el Madrid, porque en caso contrario la tiranía del Barça sería algo insultante. La realidad, es que solo el equipo de Mourinho está capacitado para acabar con la hegemonía de los azulgranas. Los cinco puntos de diferencia en la liga pueden ayudar al Madrid a sobreponerse a esa especie de complejo que le persigue cada vez que se enfrenta a su bestia negra en los últimos tres años.
Será una gran prueba de fuego, comprobar a doble partido, si el Real Madrid aleja definitivamente los fantasmas que tanto le asustan cuando se mide a su gran rival en los últimos tiempos.
Mourinho y sus jugadores tendrán que pedir consulta al psicólogo para superar esa ansiedad que tanto les atenaza cuando se miden al Barça de Messi y Guardiola. El primero que tiene que superar ese trauma es el propio Mourinho, que pierde la perspectiva cuando tiene enfrente a los azulgranas. En el último partido de liga, perdió los papeles con una alineación poco académica que a la postre terminó favoreciendo a los intereses del Barça. Lo de Coentrao como lateral derecho nunca lo entendí. Así como la falta de marca al todopoderosa centro del campo culé. No salí de mi asombro como un entrenador tan meticuloso como Mou, pudo cometer semejantes fallos tácticos.
Seguro que habrá aprendido la lección, y en esta ocasión, y más tratándose de una eliminatoria a doble partido, tomará medidas e intentará apoderarse del centro del campo y contrarrestar el del Barcelona. No jugará tan alegre como en el partido de liga, aunque le llamen miedoso y resultadísta.. Tomará sus precauciones sobre todo en el centro del campo, que estará más poblado (posiblemente utilice el trivote) y jugarán con mucha más intensidad que como lo hicieron en liga.
Si el Madrid mira al Barcelona como el coco que le ha golpeado en las últimas ocasiones, volverá a perder. Pero si en cambio, mira al partido de frente, sin ansiedad y con la calma necesaria, a dos partidos puede eliminar al Barcelona. El lema que se han marcado a modo de letanía es el de afrontar el encuentro contra el Barcelona con humildad, respeto pero sin miedo. La suerte está echada.
Para llegar a un nuevo Clásico, el Madrid sin alardes se quitó de encima al Málaga sin ningún tipo de problemas. Cómo bien ha dicho Mourinho, su equipo fue resultadista, pragmático y práctico ante un equipo malagueño, que la verdad sea dicha me pareció un poco cobarde. Pellegrini, ha quedado retratado como entrenador.
Benzema, que está en estado de gracia, fue el autor del gol que contó con la inestimable colaboración del guardameta Caballero, que falló estrepitosamente en el único tanto madridista. Pero fue lo de menos, el Málaga nunca dio sensación de poder superar la eliminatoria.
Por más que fuera una pifia de Caballero, el gol de Benzema premió al único gobernante del juego, el Madrid que poco a poco dio un paso al frente a lo largo del segundo tramo. El remate del galo fue más bien churro, pero cuando los dioses apuntan con el dedo los hay que tienen dicha sí o sí. Caballero, de forma infantil, se coló entre las piernas un disparo parvulario del francés. Un infortunio para el meta -nadie queda más en evidencia que los porteros, protagonistas siempre del plano final-, y una merecida suerte para el otro Madrid, el que deshizo los nudos y con sus mejores actores gobernó la partida.
Por cierto, Kaká ni estuvo ni se le espera. Una lastima lo de este jugador que parece causa perdida.
El Madrid parece maduro para volver a enfrentarse al Barcelona, en otra gran prueba de fuego para Mourinho y los suyos que tienen sed de venganza deportiva
El Mundo durante 180 minutos se volverá a parar para ver en la Copa del Rey, a los dos mejores equipos del Continente. Uno, el Real Madrid que quiere acabar con la hegemonía azulgrana; y el otro, el Barcelona que desea seguir en su trono.
Alfonso Celemín