Dice una voz popular española que “el que la hace, la paga”. Y Vox Populi Vox Dei, decían los clásicos. Pero lo cierto es que, en España, hace tiempo que esa máxima popular tiene menos aplicación que el Fuero de Baylío en mi pueblo.
En España, desde hace mucho tiempo y, mucho más, desde hace poco, no la paga el que la hace. O, al menos, algunos no la pagan como la paga la mayoría de los españoles. Hay algunas personalidades, bastante gente de pasta y muchos políticos que se van de rositas con una facilidad enorme después de haberla hecho. Unos contratando a brillantes y carísimos abogados y los políticos porque, en esta tierra, el dinero público “no es de nadie”, como dijera la insigne socialista Carmen Calvo, y no tienen por qué pagar nada.
Ahora, el Gobierno de Rajoy y, al menos, en el escandaloso caso de los políticos, ha mandado parar. Como decía Carlos Puebla en aquella vieja coplilla que hizo Fidel en el aquel 1 de enero del 59. Se acabó la diversión. Alto. Stop. A partir de ahora, los políticos españoles que no cumplan el déficit tendrán responsabilidad penal.
El ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, ha anunciado que entre los mecanismos que el Gobierno introducirá para garantizar el control del déficit público se incluye una reforma de la Ley de Transparencia del Gobierno para que los gobernantes que gasten por encima de lo que marca el presupuesto tenga que afrontar «responsabilidades penales». Bien.
Ya vale que los políticos españoles tiren con pólvora del rey, se nieguen a pagar a los proveedores y que, después, se vayan a su casa como si nada. Algunos, incluso, con pensión.
No. Aquí, a partir de ahora, el que la haga, que la pague… Porque cuando eso se cumpla ese adagio popular, este país será un país serio.
Pinocchio