Telecinco está realizando una campaña a favor de las marcas comerciales que invierten en publicidad y por ello (sin explicitarlo) en contra de las llamadas marcas blancas que son las que producen las propias cadenas de distribución. En otra similitud podríamos hablar de los conocidos genéricos que funcionan en el mercado farmacéutico. Esta campaña es una iniciativa derivada de los recientes desencuentros de esta tele con los anunciantes a raíz de un programa de La Noria.
Lo divertido del asunto es que Telecinco es el mayor fabricante de marcas blancas. Concretamente en el sector del famoseo. Dicho con el mayor respeto que merece cualquier ser humano, pero sus estrellas televisivas son genéricas (por ello más baratas) ya que están creadas por la propia cadena o recicladas en la misma.
Si usted sintoniza Telecinco siempre verá la cara amable de un señor que mantiene sobre sus hombros toda una cadena televisiva. Es el principal promotor de estos personajes. Se llama Jorge Javier Vázquez y es incansable. Solo se relaja los domingos para poder afeitarse. La madrugada del sábado siguiente, su barba ya es de cinco días y medio en vez de los tres que marca la moda. A su alrededor se observa que el cansancio hace mella en sus famosos. Mientras él habla a cámara, las estrellas comen, beben, reciben masajes, asistencia médica, se van, vuelven, lloran, ríen, se dirigen al baño, salen al exterior para fumar o se contagian algunas crisis de ansiedad ya que frecuentemente aparece entre ellos la agresividad que se produce en las situaciones de prolongada convivencia forzada. Todo ello denota las debilidades que sufre un ser humano normal. No así el señor Vázquez, el cual mantiene su equilibrio durante sus agotadoras jornadas. Es lógico que desde aquí, servidor reclame para él el premio nacional del trabajo.
La actividad de Jorge Javier no solo se reduce a sus múltiples programas, también nutre a los restantes. Ya sea para comentar la vida de estos “personajes marca blanca” por la mañana o para que ellos mismos hablen con sus respectivos muertos por la noche. En todos estos programas se tratan las agitadísimas o inventadas aventuras y desventuras de un ex gran hermano, otro superviviente, una más acorralada o las novias, madres o hijos de todos ellos que dan para llenar toda la programación. Tienen un mínimo pasado. Se diría que nacieron en la fábrica de Telecinco para representar papeles concretos o genéricos. En caso de las marcas o personalidades recicladas interesa más el aspecto íntimo que la profesionalidad que en su día demostraron: ya sean periodistas, actrices, folklóricas o presentadores.
Es una estrategia tan calculada como otra cualquiera y parece que les funciona. No lo voy a criticar: dan trabajo a bastante gente y divierten a muchas más. Si a alguien no le gusta no tienen más que cambiar de emisora.
Tampoco los calificaré como programas basura. En mi respetuosa opinión les denominaré “programas de marcas blancas”.
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Hasta la semana que viene.
Paco Fochs