La patronal CEOE es otro de esos organismos tardofranquistas que quedan, incomprensiblemente, en España. No representan a nadie porque las grandes empresas van a su guerra y las pequeñas bastante tienen con sobrevivir aunque haya también otra asociación fantasma, llamada CEPYME, que dice que las representa. Es igual, las dos viven de las subvenciones y a las dos les encanta el mamoneo con los sindicatos.
Como curiosidad decir que ahora la CEOE está dirigida por un catalán bastante raro. Con una imagen bastante rara y al que apenas se le entiende cuando habla castellano. Y que en la CEPYME manda un castellano viejo que tiene una consultora y mucho tiempo que perder. En definitiva, que la patronal en España no es más una macro organización burocrática parecida a la sindical que va a su bola pero vive maravillosamente de los españoles. El problema es que, ahora, va de chulita en esta reforma laboral y eso la hace impresentable.
Digo todo esto porque, esta mañana, he visto en la prensa una fotografía que muestra todas esas cosas que acabo de decir más una. Y esa una es que, además, sus dirigentes son unos cantamañanas. Ya sé que se me nota que estoy cabreado.
En la foto de la reunión que tuvieron ayer los mal llamados agentes sociales y la ministra de Trabajo, muestran exactamente lo que son estos dos representantes de la patronal española. En ella se ve al presidente de CEPYME, Jesús Terciado, y al presidente de la CEOE, Joan Rossell, riéndose y mostrando una falta de respeto absoluta a lo que estaba sucediendo en aquella reunión que clama al cielo. Lógicamente, también se ve a los sindicalistas Méndez y Toxo molestos ante semejante actitud.
Esa indecente postura es el paradigma de la propia CEOE y de la CEPYME. Y creo que a los empresarios españoles se les debería caer la cara de vergüenza.
Porque, en esa foto, esos dos tipejos lo que muestran es la cara mala del empresario en España. La cara obsoleta. Caduca. Casposa. Y, sin duda, alguien de esas organizaciones debería llamarles la atención. Y, a ser posible, pedir su dimisión. No está la cosa como para echarse unas risas y menos hacerlo, como parecen en la foto, en plan triunfadores porque ellos también tienen mucha culpa de lo que está pasado en España.
Pinocchio