El déficit de 2011 supera todas las previsiones y alcanza, como ya todos sabéis, el 8,51%, una cifra que es dos puntos y medio porcentuales superior al límite impuesto por Bruselas para ese año (6%) y que obliga al Gobierno de Rajoy a continuar con su programa de reformas en un intento de acercarlo al 4,4% exigido en 2012. Unas reformas, por cierto, que sobrepasarán los 41.000 millones de euros extras.
Gran parte del desfase viene provocado por la desviación de las Comunidades Autónomas. Ay, de ese imperdonable pecado que cometimos con las Comunidades Autónomas…
El objetivo de déficit de esas Comunidades Autónomas para 2011 era del 1,3%, pero, según parece, Madrid fue la única que cumplió con él, ya que la gran mayoría sobrepasó holgadamente el límite, entre ellas Cataluña (3,72%), Andalucía (3,22%), Valencia (3,68%), País Vasco (2,16%) y Castilla y León (2,35%). El peor desequilibrio fiscal es el de Castilla-La Mancha, cuyo 7,3% supera de lejos al resto. Le siguen Murcia (4,33%), Cantabria (4,04%) y Asturias (3,64%). Un desvarío.
Por eso, la pregunta de los 41.000 millones de euros es: ¿De dónde va a sacar Rajoy ese dinero que falta si la vaca ya no da más leche?
No lo sé. Yo, desde luego, apretaría a las Comunidades Autónomas hasta achicharrarlas. No se puede consentir el dispendio al que se han acostumbrado. Incluso, buscaría legalmente que devolvieran competencias al Estado. Fundamentalmente, educación, sanidad y justicia. Creo que esas son las verdaderas causas del mal causado y las que están haciendo que no todos los españoles seamos iguales.
Pero, además, no dejaría pasar un solo día en que no pusiese en vergüenza a los culpables de semejante dislate. No se pueden ir de rositas a su casa o quedarse ‘reinando’ en su poltrona con esos números y que no pase nada.
Incluso, iría más allá. Empezaría seriamente a pensar en exigir a esos malos dirigentes algo más que responsabilidades políticas. Por ejemplo, responsabilidades económicas. Que se les embargasen sus bienes sería una medida ejemplar. Comenzando por el propio Zapatero que, con su política del todo vale, consintió que se llegase a este disparate.
Lo que no me explico es como Alfredo P. Rubalcaba tiene la osadía de oponerse a las medidas correctoras de Rajoy. Debe ser que no se acuerda que él es corresponsable de tanta calamidad. Pero habría que recordárselo también día a día porque él fue vicepresidente del inefable Zapatero.
Pinocchio