Cuando quedamos admirados ante la explosión floral de los Prunus, no sólo los almendros, que anuncia la llegada inminente de la primavera, la belleza de las flores suele dejar en segundo término algo verdaderamente asombroso: muchos de estos árboles florecen cuando ni siquiera han terminado de salir las hojas; la naturaleza da prioridad a la reproducción con respecto a la alimentación, ya que las flores son órganos reproductivos y las hojas “fábricas” de nutrientes.
Tal precocidad en el intento de fructificar y conseguir las semillas que asegurarán la permanencia del ejemplar no tiene parangón en el mundo animal, ni siquiera en los casos en que llega a reproducirse un ejemplar inmaduro, como sucede con ciertos anfibios.
Volvamos a los almendros y otros frutales de floración precoz. Si la situación del vergel es correcta, es decir, con protección del viento del norte, siquiera por una barrera de cañizo, habrá que temer menos a las heladas tardías, pero si se presenta alguna demasiado fuerte cuando la floración ya está desarrollada, podemos esperar un desagradable fracaso.
Canarios en cría
Ya falta muy poco para la festividad de San José, fecha en que los criadores de canarios y otros pájaros domésticos acostumbran a poner a criar a sus parejas, previamente seleccionadas, mimadas y preparadas par el esfuerzo reproductor que les aguarda.
Ya daremos toda clase de instrucciones. De momento adelantemos que las hembras deben tener a su disposición algún accesorio del que puedan extraer calcio, con destino a la formación de la cáscara de los huevos que muy pronto van a comenzar a poner. La falta de mineralizantes puede conducir a la muerte del ave, al no poder expulsar un huevo con la cubierta defectuosamente calcificada.
Si observamos que los ejemplares se arrancan plumas y saltan por la jaula con el pico ocupado por ellas, sencillamente están tratando de hacer el nido. Hay que suministrarles material adecuado, como el pelote que se vende en las pajarerías, y poner en la jaula los nidales. Si nos retrasamos, podemos dar lugar a que se desplumen y lesionen.
Otra vez el veneno
Llegan noticias muy alarmantes sobre la aparición de especies protegidas muertas por la acción del veneno colocado en nuestros campos. Varias águilas imperiales han sido encontradas en una finca manchega ¡gestionada por el estado!, y en algunas monterías han muerto numerosos perros en los brazos de sus amos al haber ingerido cebos envenenados. Esta vez los ataques a nuestra fauna han ido demasiado lejos.
Sabemos que el Seprona y las autoridades científicas trabajan sin descanso para localizar y detener a los culpables y que los jueces toman cada día más en consideración este tipo de actos de auténtica barbarie, pero aunque la justicia repare moralmente los daños con sentencias cada vez más proporcionadas a los atentados ecológicos que suponene estos actos, la disminución de efectivos de algunas especies, como la citada águila imperial, podría llevar a la extinción a medio plazo a las mismas si no se actúa de manera contundente contra los envenenadores.
Naturalia