La polémica entorno al patrimonio de Arantxa Sánchez Vicario sigue al «rojo vivo». La tenista abrió la veda el pasado mes de febrero con la publicación de sus memorias en las que hacía público el delicado contencioso que mantiene con sus padres y por el que les reclama más de veinte millones de euros, pero esto era tan solo el principio de un culebrón que promete ser más intenso de lo esperado y alargarse en el tiempo.
Poco a poco van saliendo a la luz nuevos datos que revelan la tensa relación que Arantxa mantenía con sus progenitores, el «por qué» está muy claro; a la tenista no le salen las cuentas de lo ganado durante toda su trayectoria deportiva. Su padre, Emilio Sánchez, manejó y gestionó durante años la fortuna de la tenista, ella misma ha confesado que siempre se desentendió de las cuentas y de los detalles de los contratos que aumentaban sus cuentas corrientes. Sin embargo, en 1994 recibiría el primer mazazo cuando fue acusada de evasión fiscal y se la condenaba a pagar tres millones y medio de euros en concepto de IRPF e IVA atrasados desde 1989 a 1993.
Según publica «Vanity Fair», el pago se efectuó a través de una cuenta que tenía en el Banco de Luxemburgo con 7.250.000 euros, lo que no sabía Arantxa es que cuando el banco pagó la cuenta estaba a cero. Su padre, Emilio Sánchez, había trasladado previamente los fondos a otra cuenta en Suiza. Narra «Vanity Fair» en su reportaje que, «incomprensiblemente, el Banco de Luxemburgo acababa de pagar un aval que previamente había cancelado», es por eso que, a día de hoy Hacienda le reclama a la tenista cuatro millones y medio de euros.
Desde que saltase el escándalo, el marido de Arantxa, Josép Santacana ha estado en un permanente «punto de mira». Pocos meses antes de contraer matrimonio la tenista tenía encima de la mesa un minucioso informe elaborado por detectives, en esos documentos se desmenuzaban los negocios y las deudas de Santacana con sus acreedores. Los padres de Arantxa nunca le vieron con buenos ojos, ella misma lo dejó claro en la «extraña presentación» de su libro donde les tachaba de haber ejercido sobre ella una «excesiva protección», al tiempo que les echaba en cara que se metiesen siempre en sus relaciones sentimentales.
Los progenitores de la tenista nunca se fiaron de Santacana, el catalán tiene fama de «embaucador y zalamero», así le definía en «Espejo Público» Nuria Jiménez, la mujer que durante cinco años fue su novia. Dejó muy claro que a Josép siempre le gustó la «buena vida», vestir ropa de firma y conducir coches de alta gama. Ella sabe por qué lo dice, le avaló en sus negocios y lo perdió todo, hasta su piso de soltera, a día de hoy aún está pagando los 40.000 euros de una de las deudas que contrajo el catalán. Eso debe de doler, y mucho, sobre todo cuando hace años que dejaron de ser pareja.
Arantxa Sánchez Vicario no está arruinada, bailan las cifras a la hora de determinar con exactitud la cuantía de su fortuna, se habla de unos treinta millones de euros entre inmuebles y fondos en Suiza y en Andorra. Un íntimo amigo de la pareja asegura que el dinero es de los dos, pero si Santacana figura como titular de buena parte del patrimonio de Arantxa, ¿qué podría pasar si un día ponen punto y final a su matrimonio?, ¿es Santacana un hombre interesado? Vanity Fair apunta a la sed de venganza que siente el empresario por haber sido investigado por sus propios suegros. A pesar de todo, Arantxa mantiene que ha actuado libremente y que seguirá adelante con las demandas a sus padres para reclamar lo que le pertenece y lo que ha ganado con su esfuerzo.
Por otra parte, Charo Reina está de enhorabuena, no todo iban a ser malas noticias para la sevillana. Hace unas semanas que le detectaron un bulto en la areola del pezón izquierdo, Charo se puso en lo peor, aún así asumió los primeros informes médicos con entereza y con ganas de salir adelante. Sin embargo, todo ha dado la vuelta, la sobrina de Juanita Reina está feliz, me cuenta que no hará falta una intervención quirúrgica: «De momento estoy siguiendo un tratamiento, me han dado garantías de curación total, me siento bien y con muchas ganas de estrenar el próximo 9 de abril en el Teatro de la Zarzuela, voy a cantar con más fuerza que nunca», me asegura.
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Mabel Redondo