Como el lector que haya tenido a bien leer mis artículos en Estrella podrá comprobar, mis simpatías hacia la lideresa de Madrid están en las mismas profundidades que el Metro. Lo mismo puedo decir de su acción de gobierno aunque en este caso nada tiene que ver con mis querencias personales y, sin embargo, todo con el análisis que hago de su gestión. Mala no, lo siguiente. Lo que esta señora está haciendo en la Comunidad no tiene nombre. Su mayoría absoluta le permite pasarse por semejante parte las críticas y las sospechas que recaen sobre su número dos, haber destrozado Telemadrid, tener la sanidad y enseñanza públicas hechas unos zorros, beneficiar a sus amigos y allegados; y le permite también mentir, por ejemplo y entre otras muchas cosas, sobre las listas de espera sanitarias, la deuda por impagos o, recientemente, sobre la subida de las tarifas de los transportes públicos.
Bien, hasta el infinito y más allá seguirán mis críticas contra quien quiere aniquilar el sector público, incluso las Autonomías, una contradicción de quien lleva viviendo de ello toda su vida. Una cosa es eso, criticar y tratar de convencer con mis artículos a los madrileños que la siguen votando de que es lo peor que nos ha podido pasar, y otra cosa es lo que ha ocurrido en el Metro de Madrid. Se puede estar en desacuerdo con sus mentiras y el tarifazo, y yo lo estoy, y seré el primero en acudir a una manifestación de protesta, pero jamás podré justificar el sabotaje organizado y coordinado que ha paralizado durante varios minutos nueve líneas del suburbano madrileño. Eso no. Y por una vez estoy de acuerdo con la lideresa de que la acción no puede quedar impune y no se van a ir de “rositas”. No debería suceder. Adelante y si ya están identificados al menos tres de los saboteadores es de suponer que pronto serán detenidos y tendrán que responder por poner en peligro la vida de muchos miles de madrileños que, seguramente como ellos, están en contra del tarifazo.
Protestemos en la calle, critiquemos desde las tribunas, pongámosla a “caldo” por mentirnos, por su mala gestión, por su inacción, por su falta de ideas, por su nula defensa de Madrid, por todo de lo que solo ella es responsable.
Pero lo que ha ocurrido en el Metro no tiene nada que ver con la protesta legítima. Lo sucedido no tiene nombre aunque responda a la palabra sabotaje.
Alfonso García – Estrella Digital
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Alfonso García