lunes, octubre 14, 2024
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El llanto del Bernabéu

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Nada más concluir la tanda de penaltis con el acierto último de Schwesteiger que llevaba al Bayern Munich a la final de la Champions, la gran mayoría de la afición del Madrid se quedó petrificada en las gradas del  Bernabéu tratando de asimilar el duro varapalo que sufrieron. Muchos lloraron y otros estuvieron al borde de las lágrimas. Unos y otros no podían entender como teniendo todo a favor, su equipo pudo fallar. La decepción se apoderó de todo el madridismo. Sin el Barcelona en el horizonte, veían la décima muy cerca.

Bayern Munich y Chelsea, la final en la que nadie pensó, se jugarán el cetro europeo el próximo 19 de mayo.
   
Lo ocurrido nos debe servir de lección. Todos  pecamos un poco de soberbia y de  prepotencia. Cuando salió el sorteo de las semifinales de Champions, y con total falta de respeto, la afición española y  todos los que estamos en esto del fútbol ya  apostamos por una final Barcelona-Real Madrid. Y como somos unos listos, pues el destino ha querido  que sea todo lo contrario, Bayern Munich-Chelsea.

Si el martes, era el Barcelona el que caía de forma sorprendente y preso de una ansiedad sin límites que no le hizo ver con claridad el camino del gol. Anoche,  en el Bernabeu,  y siguiendo los pasos de su gran rival, quedó eliminado en la tanda de penaltis.

Si para el Barça fue cruel perder la Champions a los tres días de perder la liga, para el Madrid ha sido un duro varapalo cuando se veía en la final. Si a los aficionaos españoles nos faltó humildad, a los dos mejores equipos del continente, también. En el fútbol, nunca se puede menospreciar al rival. Y en este aspecto, todos hemos pecado. Una cura de humildad nunca viene mal.

Al margen de esta circunstancia, voy a decir algo que tal vez les suene a excusa, pero estoy convencido de que si el gran clásico en lugar de jugarse antes de las dos citas europeas se hubiese jugado después  o  aplazado, a estas horas seguramente Barcelona y Real Madrid estarían en la gran final. Fue tanto el desgaste de los dos equipos que les pasó factura en la Champions. Los dos lucharon a muerte el sábado, mientras que sus rivales estaban de vacaciones, como bien ha dicho Mourinho, y no sin razón. La falta de frescura a la postre ha sido determinante para la suerte de los dos  grandes de nuestro fútbol.

De todos formas, lo del Barcelona fue más grave porque fue incapaz de ganar a un equipo con diez jugadores durante la segunda parte frente a un rival de menos fortaleza que el Bayern Munich que tiene un señor  equipo.

La risa va por barrios, si el martes  los seguidores del Madrid se alegraban por la eliminación de los azulgranas, hoy les ha tocado a los culés alegrarse del mal madridista. Así  es la vida. La eliminación del Madrid si cabe, ha sido más dura porque ha sido un partido eterno, intenso y hasta emotivo que se ha decidido en la lotería de los penaltis.

El único consuelo de los blancos es que están a un paso de ganar la liga. Y el del Barcelona, que puede ganar la copa, o mejor dicho el chupito como decían en la Ciudad Condal cuando  la ganó el Real Madrid.

El caso es que los dos mejores equipos de Europa, desgastados por su propio pulso, no estarán en la final  europea.  La Federación Española de Fútbol  con el calendario en la mano no se dio cuenta que el Barcelona-Real Madrid  estaba  en medio de las semifinales europeas. Pudo cambiarse y no se hizo cuando todos sabemos que esos calendarios, en buena medida, se hacen a mano.

El sábado, Barcelona y Madrid se jugaban la vida en la liga doméstica mientras que los titulares del Chelsea y Bayern, descansaban. El resultado ya lo sabemos: alemanes e ingleses jugarán la gran final. Se impone el silenció y la reflexión. Ya saben eso de no vender la piel del oso antes de cazarlo. Los dos equipos españoles, la afición y la prensa española, vendimos la piel antes de cazar a la presa. Así nos fue, ha sido una gran cura de humildad
   
El Real Madrid se las prometía muy felices. Una vez que su gran rival se quedó fuera de la gran final, se le despejaba el panorama para alcanzar la décima. Comenzó de cine, en 16 minutos se puso con un 2-0 que hacia presagiar un partido más cómodo de los normal. Pero no era así, estando un quipo alemán por medio eso es imposible. El Bayern, lejos de amilanarse, se creció y  partir de  entonces  fue mejor que un Madrid que nunca dominó el partido y que cedió muchos metros ante el empuje alemán.

Sinceramente creo que el Bayern en el cómputo total de la eliminatoria ha sido mejor que el Madrid y merece estar en su final, donde es claramente el gran favorito frente al tosco Chelsea.

En el terreno táctico, Jupp  Heinckes le ganó la partida  a Mourinho que descuido mucho el centro del campo y tuvo al equipo muy dividido. En la línea divisoria ha sido donde el Bayern ha ganado al Madrid.

En Allianz Arena, fue donde los blancos perdieron la eliminatoria. Allí el excesivo conservadurismo de Mourinho fue un lastre para su equipo. El técnico portugués no ha estado fino en los dos partidos. Si en Alemania mando parar cuando Özil empató a uno; en el Bernabéu, cedió mucho terreno y mucho espacio a su rival, que gozó de las mejores ocasiones. Pero a pesar de todo esto, si el Madrid hubiese estado más fresco físicamente, como los alemanes que gran parte de ellos descansaron el sábado, otro gallo hubiese cantado.

No fue el mejor partido del Madrid, pero tampoco es que jugase mal. No fue cautivador pero si lo hizo con un esfuerzo sobecogedor. La faltó frescura y gasolina. Cristiano Ronaldo que es un  portento físico, al final no podía ni con su alma, como casi todos los jugadores, incluyendo a los del Bayern que pedían la hora. El club bávaro jugó  mejor pero sin ser superior. Donde estuvo más acertado fue  en el lanzamiento de penaltis. En el punto fatídico  fallaron Cristiano que llevaba 25 transformados de 26 lanzamientos; Kaká y Sergio Ramos, los tres especialistas. El único que acertó fue Xabi Alonso. Luego el milagro de Iker no fue posible a pesar de haber parado a Kroos y Lahm sus penas máximas. Al final, sea por la enorme presión, por el cansancio o vaya usted a saber el porque, el caso es que el Madrid perdió una gran oportunidad de conseguir   la décima. Después de caer el Barcelona,  estaba claro que el vencedor  de esta eliminatoria sería  el campeón de Europa. El Bayern ahora tiene todas las  papeletas para ser el próximo campeón de Europa.

Para el Real Madrid ha sido un duro golpe. El equipo está destrozado, pero toca levantarse. Se juegan la liga,  necesitan seis puntos para ser campeones. La tiene a tiro y ahora no pueden fallar.

De alguna forma  son los campeones virtuales y no pueden dejar  escapar la oportunidad de ganar un campeonato que se merecen por los números y méritos que están haciendo.  

El Madrid está completando una muy buena  temporada. La guinda al pastel hubiese sido la décima, pero  si consigue la liga  cerrara un buen ejercicio en el segundo año de Mourinho, que ha confirmado en rueda de prensa que seguirá al menos una temporada más al frente del Real Madrid. Nos alegramos, porque con sus defectos reconocidos y hasta con sus equivocaciones estamos ante un número uno. Mourinho asegura un título por año. Todavía le queda trabajo por hacer.

El caso es que nos hemos quedado con dos palmos de narices,  nuestra final soñada Barcelona y Real Madrid se fue al limbo. Faltó humildad. El fútbol, nos han dado a todos una lección.

Alfonso Celemín

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