miércoles, octubre 2, 2024
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Francia: Las elecciones del cambio

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Votaron los franceses en la segunda vuelta de las presidenciales que se celebran cada cinco años, treinta después de la derrota de Giscard d´Estaing en su intento de reelección. Este domingo ocurrió de nuevo, perdió el que buscaba la reválida y ya hay nuevo presidente de la Quinta República. Sarkozy acudió a los pocos minutos de hacerse público un caudal de sondeos que lo daban como perdedor y dio una muestra más de cuál ha sido uno de sus grandes problemas: la apropiación de la presidencia en un continuo de gestos de soberbia personal y de arrogancia política. Probablemente eso es lo que más han castigado los electores: la falta de elevación de la presidencia y la pérdida de valores republicanos en un su continuo enfrentamiento con todo el mundo, menos con Angela Merkel. Los traspiés de su carrera tienen más que ver con su incapacidad para imprimir altura a su presidencia, que con errores graves de gestión, más allá de una obvia subordinación de los intereses de Francia a la fortaleza de la locomotora alemana.

Francia no es una república fácil de conquistar. Hay un conjunto de fuerzas políticas que suelen mantener una fuerte estabilidad entre sus partidarios. Pero esta vez, las pequeñas variaciones han sido determinantes. Sarkozy, aupado a la jefatura del estado con el voto de la extrema derecha  en 2007, ha repetido la estrategia de captar al votante incómodo con problemas estructurales de Francia por ese lado ideológico, tales como la inmigración y el crecimiento del desempleo desde que se inició la crisis. No ha podido lograr los votos suficientes en ese sector y ha perdido, en ese camino, los votos de los centristas que no han soportado su arrogancia mesiánica y su convicción en insistir en convertir este proceso electoral en un duelo personal superpuesto al destino de Francia.

Sarkozy se ha visto superado por un Françoise Hollande que ha logrado encauzar un discurso positivo, constructivo y con una retórica ajustada a la verdadera dimensión de los problemas, remarcando el valor de la presidencia en el potencial francés que debe actuar en Francia. Hollande ha defendido el optimismo frente a la fatalidad, las oportunidades de crecimiento frente a la austeridad que cierra servicios y elimina derechos. Puede que la visión de España haya jugado un papel más importante que el que el mismo Sarkozy pretendía: la estrategia de la dureza emprendida por Rajoy ha asustado más que el ya lejano pasado de Zapatero. Es posible que eso sea un elemento puramente adicional, pero es el espejo en el que los franceses comprueban el peso de la respiración de Merkel y su estrategia de la contención del gasto. Por el contrario, es muy posible que el presidente español respire más aliviado con este resultado que con el contrario.

La amenaza de la política y la presión alemana habrá pesado también en la voluntad del electorado más a la izquierda, que en esta ocasión ha visto que su voto era muy importante y tenía una utilidad efectiva en eso que los franceses llaman el voto de eliminación, el descarte negativo en la segunda vuelta frente a la apuesta positiva que se hace en la primera. Concentración de voto y austeridad, ésta sí, en el tono, la grandilocuencia y la presentación del discurso han sido herramientas también de la candidatura socialista que se ha aupado hasta el Elíseo.

En junio habrá elecciones legislativas, la llamada tercera vuelta, en la que la descomposición de la derecha de UMP por el efecto de esta derrota y del personalismo de Sarkozy, ya retirado de la política, marcará las nuevas tendencias del ciclo que se ha abierto este seis de mayo. Entonces, el objetivo de atención será el comportamiento electoral de Marine Le Pen y de la UMP, que ya reflejará la lucha por el ascenso a la herencia política de Sarkozy y del centro derecha. Bayrú deberá medirse de nuevo y revalidar un respaldo que avale su estrategia de la segunda vuelta; y veremos, también, si los actos de Hollande mantendrán la cohesión de su voto o alimentarán la fortaleza de una izquierda incipiente que puede crecer a la sombra del nuevo Presidente.

De momento, empieza un nuevo ciclo político en Francia y en Europa.

Rafael García Rico-Estrella Digital

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Rafael García Rico

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