miércoles, noviembre 27, 2024
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‘Kaos’ es una palabra griega

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Que en Francia y tras 17 años de presidencias conservadoras se produzca una alternancia y los socialistas consigan el poder es algo tan natural como sanamente democrático. Cierto que se han producido algunos hechos ciertamente sorprendentes como esos votos oscilantes entre los ultras de Le Pen o esa apuesta contra Sarkozy de los centristas que dejaron en soledad al presidente francés mientras que la izquierda, con el comunista Malenchon a la cabeza, y los verdes, apoyaron sin remilgos a Hollande. Al final una victoria más ajustada de lo previsto pero que supone un vuelco importante no solo en el país vecino sino que tendrá repercusiones en Europa. No tantas como lo que la alborozada y bastante desnortada izquierda española supone, haciendo tan suyo el triunfo que parece que van a presentar al francés contra Rajoy y si se tercia también para la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid.

De hecho la elección de Hollande tampoco ha caído mal en el Gobierno que puede disponer de mayores espacios en la UE y que quizás vea vías abiertas que suavicen, una vez comprobadas las austeridades y voluntades, que eso es condición imprescindible, el control del déficit y den respiros inversores. En suma, que de los resultados dominicales el de Francia, previsto, no comporta mayor preocupación e incluso un cierta sonrisa cómplice pero es el de Grecia el que deja a Europa y nos dejas a todos con el resuello metido en el cuerpo. La situación que alumbran las elecciones es simplemente alucinante.

Los dos grandes y tradicionales partidos ven mermadas tanto sus fuerzas que ni siquiera parecen poder alcanzar una mayoría en el Parlamento. Al menos los conservadores, con la prima al vencedor que allí se otorga, salvan algún mueble, pero el PSAOK se hunde hasta ser superado por su izquierda. O sea, y para que tomen notas los del PSOE, la Izquierda Unida griega le mete una pasada y ese es un escenario que en España, sin llegar a tanto, empieza a asomar las orejas. Las asomó en Madrid y las ha asomado aun más enveladas en Andalucía. Y alrededor extremos de todos los pelajes y maneras. Comunistas que aún prevalecen en el stalinismo y hasta los nazis han logrado 20 escaños cuando fue Grecia un país que sufrió como pocos la invasión hitleriana. El resumen se concreta en que una gran mayoría de griegos ha votado contra la austeridad, contra los sacrificios, contra devolver la deuda y contra Europa. Lo han hecho en urnas y democracia, que es una palabra que la civilización les debe. Pero también Kaos es una palabra griega. Y en eso se han metido y en ello pueden meter a Europa.

Hoy, sin duda, son muchos los dirigentes europeos y no digamos sus ciudadanos que piensan que aquello no tiene remedio y que lo mejor es cortar de una vez por todas antes que se nos gangrene todo el cuerpo si no lo tenemos ya gangrenado. Si los griegos quieren seguir ese camino empieza a ser cosa suya. Lo que no pueden pretender es que sus despilfarros y sus fraudes los paguemos todos. Entre otras cosas porque no tenemos ni para nosotros.

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Antonio Pérez Henares

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