martes, noviembre 26, 2024
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Caer del guindo

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No, no es un juego de palabras. En este caso el dicho popular coincide con el apellido del actual responsable de Economía y figura clave en acometer la «operación Bankia». Porque ha sido Guindos, quien tras la entrevista de Rajoy y el responsable máximo del BCE, convenció al presidente del Gobierno de que Rato no podía seguir al frente de la entidad.

Por fin, la imprescindible reforma del sistema financiero, esa que siempre ha sido más precisa que la reforma laboral, se acomete como ya hicieron antes casi todos los países europeos. La pregunta es cómo la máxima autoridad del Banco de España, Fernández Ordóñez, miró para otro lado y repitió, haciendo coro con Rodríguez Zapatero, que la banca española era la más solvente de Europa. ¿Es que el supervisor (su nombre lo indica todo) no era consciente de que el desplome del ladrillo dejaba un pufo inabordable sobre todo a las cajas de ahorro?

Desde que comenzó la crisis la reforma financiera ha sido un tabú al que se le han ido poniendo parches sin atreverse a tomar las medidas drásticas que ahora, en el peor momento para España, se tienen que tomar y conviviendo en el tiempo con los mayores recortes sociales.

Se puede entender que la ciudadanía agobiada por el paro, los tajos en Sanidad y Educación salte indignada cuando se menciona que la misma cantidad de dinero que se iba a ahorrar con el recorte en servicios básicos, tenga que ser destinada a salvar a Bankia. Es verdad que en este caso es un préstamo a un altísimo interés. Si no se hubiera fijado la cantidad del 8 por ciento para la devolución del préstamo, teniendo en cuenta lo que está pagando el Tesoro Público por financiarse en los mercados, se consideraría un gasto e incrementaría el déficit.

Préstamo sí, pero la desconfianza ante los plazos para su devolución existe y crea todavía más irritación. Los madrileños se preguntan dónde está la responsabilidad de políticos y gestores de los que nadie habla llegado el momento del hundimiento. ¿Qué precio va a pagar el señor Blesa, presidente de la entidad cuando esta era Caja Madrid, por haber dado hipotecas sin control y sin ninguna garantía de devolución? Se llevó una magnifica indemnización…

Y la presidenta Esperanza Aguirre, que mangoneaba a su santa voluntad dentro de Caja Madrid como si fuera una propiedad de su gobierno. Curiosamente ahora, desde que saltó el lunes la noticia de la dimisión/cese de Rodrigo Rato, no se le ha oído ninguna declaración al respecto. Ella que no se corta un pelo.

Lo mismo se podría decir de Hernández Molto y la Caja de Castilla- La Mancha. Y de Valencia y de Galicia y de Cataluña. ¿Aquí no hay ningún responsable?

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Victoria Lafora

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