viernes, octubre 4, 2024
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Cambio de ciclo electoral

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El cómico genovés Beppe Grillo y su Movimiento Cinco Estrellas italiano, que de la nada ha subido al 8,3% en los 101 municipios en los que se ha presentado, de los 945 que celebraban comicios, aparentemente marca la tendencia que hoy, en Renania del Norte Westfalia han establecido Los Piratas, una suerte de conglomerado antisistema que aún carece de definición ideológica, tanto como el humorista italiano. Pero el hecho cierto es que el SPD y los verdes se mantienen fuertes y conservarán el poder estatal.

Merkel sucumbe en su enésima derrota. La semana pasada encajó un doble golpe, la coalición entre la Unión Demócrata Cristiana (CDU), y el liberal FDP perdió el Gobierno de Schleswig-Holstein en las elecciones que se celebraron en ese land, mientras en Francia, el socio del dueto merkozy, caía derrotado, también, por la izquierda socialdemócrata de Françoise Hollande. En Schleswig-Holstein, los piratas obtenían al igual que en Renania, un ocho por ciento de los sufragios.

Todo gira. Parece que esa es una de las leyes de nuestro Universo. Describimos órbitas alrededor del espacio y eso condiciona el funcionamiento de nuestro entorno: nos movemos, no permanecemos estáticos, sino que progresamos y aunque sea para retornar, con el tiempo al mismo sitio, el movimiento es lo que define nuestra relación espacial. Y pasa lo mismo con la política.

Elementos de distorsión puntual aparte, la geografía política de la posguerra mundial europea se sostuvo con incesante insistencia. Era el modelo bipartidista de coexistencia pacifica entre conservadores democristianos y socialdemócratas y socialistas del sur. Pero la caída del muro y la degradación del sistema quebraron, por ejemplo, la tambaleante realidad italiana abriendo una nueva fractura ideológica en el espectro que daba paso a los postcomunistas del PCI, en connivencia con una nueva apuesta cristiana de izquierda frente al nacionalismo de la Lega y el autoritarismo siniestro de Berlusconi.

A este último ya nadie lo conoce, en inversa proporción al aumento de sus cabellos ha ido el decrecimiento de sus amigos. Algo parecido le ha sucedido a Bossi, líder carismático del movimiento nacionalista del norte, cuya extinción por causa judicial se anota en el debe democrático del país, de cuyas facturas ha decidido hacerse cargo algo más serio que Cicciollina, aquella estrafalaria pornodiputada de los ochenta y noventa, y en forma de un cómico de éxito con un discurso serio y articulado que pone en evidencia la política tradicional.

Aun así, la izquierda ha resistido en Italia, crece en los lands alemanes, más en el que más importancia tiene, y augura un giro radical del mapa electoral el año que viene. En Francia, la abrumadora victoria de Hollande no dio lugar ni a un minuto de dudas en el recuento. En Grecia, mientras tanto, la izquierda, llamada radical de forma exagerada, se cuestiona las políticas de ajuste que suman a conservadores y socialdemócratas, y desdibujan las posibilidades de una solución de compromiso para satisfacer las exigencias comunitarias.

Otro problema para Merkel y su inflexible estrategia. Así que, todo gira. Con mayor o menor precisión. Lo hizo de ida y vuelta durante la guerra fría, y ahora, más abierto el espectro, la orbita, como decía, parece más elíptica, más amplia, pero se gira de igual forma y la contradicción esencial sigue siendo entre izquierda y derecha, por más que se pretenda desdibujar esa realidad..

La canciller Merkel, rodeada por las circunstancias, absorbida por una tendencia imbatible de giro a la izquierda, siguiendo el patrón de movimiento elíptico espacial de nuestro universo, pontifica desde el poder que aún mantiene sobre la inevitabilidad de las cosas y de sus planes de austeridad, los que tanto ahogan el crecimiento económico y que condenan a los servicios públicos a la privatización.

Parece que no estuviera preocupada por salir de la crisis, sino por la salida de la crisis. Es decir, por el modelo de sociedad resultante entre los veintisiete países de la Unión, aquellos sobre los que Alemania, la Alemania de Merkel, quiere ejercer su preponderancia económica. Hollande, el flamante presidente de la república francesa, ya identificó con agudeza el problema de la recuperación frenada por la austeridad, análisis que le ha llevado por el camino más recto hasta el Elíseo.

No es extraño que una mujer surgida de las filas del austero y siniestro comunismo de Honecker sea incapaz de comprender prestaciones, derechos y servicios de alta calidad obtenidos sin el sacrificio doloroso propio de las economías socialistas del otro lado del muro. Esa formación fría y calculadora, ajena al alma de la Europa occidental, y de sus conquistas sociales en los tiempos de reconstrucción, es la que nos está llevando al desatino que repararán las elecciones que, una tras otra, van poniendo en su sitio estas políticas y a sus consumados aplicadores.

Y aunque surgen graciosos y piratas, parece ser que será la izquierda socialdemócrata y socialista la llamada a asumir la reordenación de las políticas económicas y aplicar los criterios de desarrollo y crecimiento que pongan fin al desempleo, la inactividad y el deterioro social, con el cambio de ciclo electoral. Una especie de determinismo que la encuentra en el sitio adecuado en la nueva etapa de nuestra economía europea.

Esa es la cuestión de los procesos cíclicos, y la política, como la economía, se construye a base de ellos. En 2013 veremos un mapa geopolítico europeo con muchos mas colores, y mucho más intensos.

Rafael García Rico-Estrella Digital

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Rafael García Rico

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