Hoy, viernes, como casi todos los viernes, se presenta poblado de noticias. A falta de saber que nos dirá la vicepresidenta tras el Consejo de Ministros, lo que ya sabemos es que tanto Zarzuela como Moncloa han tomado decisiones inteligentes cara al partido que por la tarde-noche se celebra en el Calderón entre el Atheltic de Bilbao y el Barcelona. Ambos equipos se disputan la Copa del Rey y ambas aficiones, en su inmensa mayoría, quieren fútbol y solo fútbol. Sin embargo y de la mano de Amaiur varias plataformas independentistas han hecho un llamamiento a un comportamiento soez en las formas y estérilmente ofensivo en el fondo.
No es la primera vez que hay pitadas cuando suena el himno nacional o cuando el Rey llega a su localidad pero en esta ocasión, la puesta en escena en las escaleras del Congreso para realizar el llamamiento al silbido multitudinario, dan al hecho una premeditación imposible de soslayar. El eco dado a este hecho, así como la desmesura con la que se han juzgado las opiniones de la presidenta de la Comunidad de Madrid se han convertido en efecto multiplicador, otorgando a la iniciativa de Amaiur una propaganda que no se merece.
Así las cosas tanto Zarzuela como Moncloa han reaccionado con inteligencia. El Príncipe asistirá en representación del Jefe del Estado. Nadie le tiene que explicar nada y todos veremos como escuchará los silbidos que con seguridad se van a producir, sin mover una ceja. Pero el Príncipe no va a estar solo porque no solo acudirá, como es lógico, el ministro Wert, responsable del área de Deportes, sino que la propia Vicepresidenta acudirá al palco. Ignoro si a Sáenz de Santamaría le gusta el fútbol pero lo que si se es que su presencia se debe a una decisión medida y reflexionada; nada de abdicar ante los que amenazan con gritos y, desde luego, mostrar públicamente respaldo y apoyo al Príncipe Felipe. Unidad institucional frente a quienes no de dejan de representar a una minoría.
Sin compartir la propuesta de Esperanza Aguirre, hay algo obvio y es que ningún país serio, en ninguna democracia consolidada, en ningún estado federal que se precie se producen hechos como los que previsiblemente se pueden producir en la tarde-noche de hoy. No se trata de aplaudir aquello que no gusta, ni emocionarse ante un símbolo que a algunos les produce alergia. Se trata de mantener las formas, de no hacer a otros lo que no nos gustaría que nos hicieran a nosotros, de respetar la liturgia democrática y a sus representantes y de manera muy especial a la Jefatura del Estado.
Después de tanto morbo y después de tanto silencio por parte de los clubes que hasta el momento de escribir estas líneas no han tenido a bien pedir a sus seguidores un mínimo de respeto y de saber estar. Hay momentos que callar es otorgar y si esto fuera así, lo coherente es que ambos equipos renunciaran a jugar esta Copa. ¿Es lógico abuchear a aquel que te va a dar el trofeo? La iniciativa de Amaiur habla por si sola. Lo lamentable de verdad son los silencios.
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Charo Zarzalejos