En un país en el que sólo son noticia las malas noticias, la desesperanza, el paro, la economía sumergida, la corrupción, la crisis financiera, el desentendimiento político o la pobreza, deberíamos buscar soplos de aire fresco. Hay algunos:
Que Rajoy haya conseguido unidad ante Bruselas con el apoyo, frío pero expreso, de Rubalcaba y de Durán LLeida, y que haya frente común en algunos asuntos con François Hollande sin empeorar las relaciones con Angela Merkel. No se si nos van a dar cuartelillo en Europa y van a frenar la sangría que sufrimos, pero la imagen de Rajoy -al menos en estos días y sólo en Europa- es digna e infinitamente mejor que la de Zapatero vagando por los pasillos del viejo continente. Ahora sólo hace falta que el presidente siente a todos para lograr un pacto financiero, otro para nombrar a los miembros del Tribunal Constitucional -que por cierto, en lugar de amenazar podrían dimitir en bloque e irse a casa y ya se arreglaría todo-, al presidente de RTVE, un pacto educativo, otro por la Justicia, un pacto social. Todo es empezar.
Que vayamos, por fin, a crear un modelo de Formación Profesional que combine formación y trabajo remunerado. Si esto funciona, todavía tenemos futuro. O que se aumenten las exigencias académicas para obtener y, sobre todo, para mantener una beca. Es de justicia. El ministro Wert se ha encontrado con un plante de rectores de Universidad que debería reconducir, pero sin perder de vista que si los rectores siguen de espaldas a la sociedad y, sobre todo, a la realidad, acabarán más solos de lo que están y la Universidad española seguirá bajando enteros en todos los rankings de calidad.
Que las grandes empresas que se integran en el Consejo de Competitividad lancen una campaña para defender España y que avalen las reformas que está emprendiendo el Gobierno y denuncien el castigo injusto a que estamos siendo sometidos. Hace poco, Telefónica, Iberdrola, Repsol y otras muchas empresas eran grandes en España e insignificantes en el mundo. Hoy eso ha cambiado. Lo mismo sucede, por ejemplo, con Escuelas de Negocios como IESE, Instituto de Empresa o ESADE, que se codean con las mejores del mundo en la cabeza de los rankings. ¿Por qué no podemos ser iguales en otros sectores?
Que Iberia Exprés, la compañía «b» de Iberia, que provocó el plante de los pilotos de la «a», entre en el top ten en su primer mes de actividad. ¿Era una buena idea?
Que los Príncipes de España celebren su octavo aniversario, felices -¿dónde están los que auguraban tres meses a la pareja?- con jóvenes en riesgo de exclusión social en un taller de formación laboral.
Este país secuestrado por la crisis más dura de la democracia tiene momentos para la esperanza. No debíamos mirar tanto hacia lo negativo para no hundirnos en el agujero.
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Francisco Muro de Iscar