Verán, yo no sé si la Unión Europea está en manos de un grupo de irresponsables o de sádicos aficionados a la ruleta rusa, porque de lo contrario cuesta comprender que los mandamases europeos estén permitiendo que los mercados estén poniendo a España contra las cuerdas. Y es que estamos al borde del precipicio y a lo que parece el club del que formamos parte, la UE, se limita a ver los toros de la barrera. El presidente de Gobierno, Mariano Rajoy, lleva semanas instando a las instituciones europeas a que ayuden a nuestro país a superar el envite de la prima de riesgo disparada por encima de los 500 puntos. La respuesta no llega, de manera que cada día que pasa podemos estar más cerca de la intervención aunque dicho sea de paso ya estamos bajo tutela comunitaria.
Se ha dicho hasta la saciedad que España no es Grecia porque nuestra economía es más sólida. Es verdad. Por eso, si cae España el efecto tsunami sobre la Unión Europea será inevitable. De manera que solo cabe pensar si es que hay quienes quieren provocar ese tsunami y llevarse por delante el euro y el modelo de Unión que se ha ido conformando. También puede ser que alguien haya desempolvado aquella vieja idea de la señora Merkel de construir una Europa con dos velocidades, la de los países más ricos, llámense Alemania, Reino Unido, Holanda, Francia y Luxemburgo, y luego todos los demás.
En todo caso, a los ciudadanos nos cuesta comprender qué más quiere de nosotros la señora Merkel, u otros responsables europeos, puesto que Mariano Rajoy ha hecho en la practica cuanto le han pedido: reforma laboral, recortes en Sanidad y Educación, subida de impuestos, etc, etc, etc. Sí, claro, la señora Merkel aún nos puede imponer más austeridad, incluso sugerir que se decrete que los españoles solo comamos una vez al día, y con eso seguro que ahorramos más.
Lo cierto es que la Unión Europea, que debería de ser la institución donde encontráramos solidaridad y soluciones a nuestros problemas se nos empieza a aparecer como la madrastra de Cenicienta o la de Blancanieves.
Resulta sorprendente la política de brazos cruzados del Banco Central Europeo, política que nos empuja cada día un poco más al precipicio de la intervención. Hay que preguntarse el por qué, qué pretenden.
Nuestro Gobierno tampoco se está luciendo. Ni terminan de explicar lo que está pasando, ni tampoco qué soluciones van a dar a esta situación. Y la última intervención pública del presidente, si me apuran, nos dejó más preocupados.
Muchos ciudadanos votaron al PP creyendo sinceramente que los populares tenían la «fórmula mágica» para resolver los problemas de España, seis meses después la evidencia es que estamos peor de lo que estábamos y no solo por la herencia recibida sino porque la política que se está poniendo en marcha está ahondando más los problemas.
Pero siendo esto preocupante, aún es peor saber que los responsables de la UE están jugando a la ruleta rusa con nosotros.
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Julia Navarro