La transparencia se ha convertido en un agujero negro del que se ignora su contenido. Con Rato en las puertas del banquillo, el Gobierno sigue ocultando la trama de amiguismo y corrupción en la gestión de las cajas que controlaba. Bankia ha sido el principal culpable de la crisis de la banca española, aunque no el único. Una vez pactado el rescate de la banca, auxiliados y protegidos quienes han provocado esta catástrofe, Mariano Rajoy anuncia recortes más drásticos sobre los que ya ha llevado a cabo.
La destrucción del estado del bienestar está teniendo efectos demoledores sobre la ciudadanía. Mientras tanto, los pertenecientes a la casta de los elegidos por el poder político y los poderes económicos, siguen gozando de protección del estado y de un sistema de vida a años luz del de los ciudadanos comunes.
Europa ha pasado de ser un sueño a convertirse en una pesadilla. Si la gente no pide a gritos salir de la Unión Europea es porque se ha establecido que fuera todavía se estará peor. El entusiasmo por Europa ha sido sustituido por el pánico a salir.
Esta situación insoportable se aguanta solo por una dramática ausencia de liderazgos alternativos. El PSOE está desaparecido en este combate. Su acción se limite a llevar algunos proyectos de recorte ante el Tribunal Constitucional. Ni siquiera el espectro de Hollande inspira a Rubalcaba para buscar una alternativa razonable desde la izquierda. Las encuestas confirman el deslizamiento del PSOE hacia el vacío. Los líderes socialistas están más ocupado en perpetuarse en sus miserables parcelas de poder interno que en formular una alternativa socialista purificada de sus querencias de jugar en el campo del neoliberalismo.
Si Rajoy no enciende los focos de la transparencia, la sociedad le va a pasar por encima porque más recortes sobre la tragedia de vida de los ciudadanos no conduce a ninguna parte y terminará por hacer explotar la caldera.
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Carlos Carnicero