viernes, octubre 4, 2024
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Las encuestas acorralan al PSOE

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Una encuesta de un diario madrileño pone en evidencia el lamentable estado de la opinión que los españoles tienen de nuestros políticos. Es una tendencia que ya recogían otras consultas demoscópicas, por lo que es de imaginar que los datos que revela no pertenecen al imaginario de algunos medios que creen que exhibiendo artimañas estadísticas los españoles se van a caer del caballo y van a ir detrás del discurso que les ofrecen.

Hace tiempo que la mayoría de edad de nuestra sociedad es también una mayoría de edad electoral. Hasta tal punto que, en nuestra opinión, aparecen como absurdas las obligaciones de no publicar encuestas desde una semana antes del proceso electoral o el hecho de no poder pedir el voto la víspera por ser jornada de reflexión.

La transparencia, la instantaneidad y la interactividad que ofrece la nueva sociedad de la información distan mucho de aquel entorno sociológico en el que se diseñó nuestro sistema electoral.

En este nuevo contexto, las encuestas son herramientas que, por su perfeccionamiento y el desarrollo cultural del país en un clima de amplia normalidad democrática, definen con claridad la opinión de los ciudadanos en cada uno de los momentos en los que hay una demanda de esta. Y en España, hoy por hoy, la voz de la sociedad es un complemento indispensable del trabajo político más allá de las consultas electorales que a cada efecto se convocan.

La encuesta conocida dice tres cosas importantes.

La primera, que el PP acusa, pero no de forma dramática los efectos de la crisis financiera y el mantenimiento de la crisis económica y de empleo. Las amplias expectativas que se abrían supuestamente por el mero hecho de quitar de en medio a Zapatero y hacer un gobierno popular han decepcionado a los incautos que creyeron en semejante ingenuidad propagandista. Pero aún así, el desgaste del gobierno apenas es representativo del dramatismo de nuestra situación. Eso es un hecho incontestable, al menos demoscópicamente.

La segunda, que el PSOE no conoce aún su suelo electoral. El penoso derrumbe sostenido que acompaña al éxito de Rubalcaba en el Congreso de Sevilla, es una evidencia de incontestable valor. El PSOE arrastra con contundencia su responsabilidad en el desarrollo de la crisis y así lo reflejan esta y otras muchas encuestas. Pero es que el supuesto liderazgo social de Rubalcaba se pone en permanente entredicho desde que lo pretende ejercer. Los asuntos internos se superponen continuamente a su tímida voz en política económica. Además, los votantes no reconocen en su gestión el acierto de una oposición adecuada. En fin, un desastre.

Y la tercera, que tiene que ver con algo que a la larga podría tener mucho calado: el asentamiento en las preferencias electorales de los españoles, de unas opciones consideradas hasta ahora como “opciones refugio” y que ya no solo despuntan, sino que se consolidan y crecen como serias alternativas al bipartidismo en general y al PSOE en particular.

IU y UPyD ganan espacio continuamente en la opinión pública. El papel de Siryza en las elecciones griegas pone en valor la existencia de otros discursos que enfrenten la crisis desde visiones opuestas al “pensamiento único” que se dicta desde el Eurogrupo, la Comisión, el FMI o la Alemania de Merkel, y que los dos grandes partidos nacionales de nuestro país asumen a pies juntillas.

UPyD, se está ganando un espacio sólido. Lo hace oponiendo un discurso alternativo a la política oficial. Es decir, transitando por los márgenes de la autovía y haciendo propios asuntos que otros pactan o prefieren callar. Pronto se valorará su éxito al conducir, al menos de momento, a la imputación a los consejeros de Bankia frente al pacto tácito de los partidos “oficiales” de oscurecer la responsabilidad individual de los gestores.

El PP se hace fuerte en la debilidad de su perseguidor y en la fragmentación del mapa. Eso dicen las encuestas. El descalabro del PSOE se produce con posterioridad a su descalabro en las urnas, lo que nos dice que no hay descalabro definitivo nunca y que todo puede empeorar. Mientras, en las filas de IU y UPyD se frotan las manos en espera de la próxima crisis socialista.

Editorial Estrella

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