Sobran razones para salir a la calle a protestar por los recortes en derechos laborales, salarios y prestaciones sociales. Sobran, también, razones para protestar por las subidas de impuestos -IRPF, IVA, etc- dictadas por un Gobierno que al tiempo que estruja a las clases medias y bajas, decreta una amnistía fiscal para los defraudadores. Es verdad, sobran razones para decirle a Mariano Rajoy que está traicionando el programa con el que resultó elegido para ocupar la Presidencia del Gobierno. Tenían, pues, motivos de sobra los sindicatos y los restantes colectivos que el 15S se dieron cita en el centro de Madrid para decir ¡Basta! y reclamar que el Gobierno rectifique. Sobraban razones, sí… pero faltaron manifestantes.
Los hechos son tenaces. Decir -como proclamaron los manifestantes- que habían logrado reunir a 600.000 personas, sencillamente, no era verdad. Puede que fueran algunos miles más de los sesenta y tantos mil que calacularon las autoridades municipales. Pero no muchos más. Así las cosas, tengo para mí que los líderes sindicales: Fernández Toxo (CC.OO.) y Cándido Méndez (UGT) deberían reflexionar acerca de la estrategia a seguir. La gente está cabreada, pero también cansada. Cabreada por lo que la toca de cerca -recortes, impuestos, reformas laborales- pero cansada porque ve que las manifestaciones no cambian las cosas. Ni cambió Zapatero su línea de recortes pese a la huelga general, ni cambiará Rajoy la suya observado como se siente por los jerifaltes de Bruselas a cuya puerta llamamos para pedir créditos. Creo que como en la fábula de «Pedro y el lobo», Toxo y con él su colega Méndez, se equivocarán si insisten en sacar a la gente a la calle todas las semanas. Es más, si lo hacen, arruinaran la ya limitada capacidad de convocatoria de los actuales sindicatos. Homero se lo hacía decir a Ulises: es fácil enfadarse, pero enfadarse con quien hay que enfadarse y cuando hay que enfadarse, no es tan fácil. Hay que saber elegir el momento.
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Fermín Bocos