miércoles, octubre 9, 2024
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La O de obrero y la E de español

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Mientras seguimos esperando conocer la Declaración de la Renta de Alfredo P. y del propio PSOE (de la señora Valenciano ya sabemos todo) y mientras vamos averiguando cosas del agitprop que la izquierda radical está montando en torno a Ada Colau (Santiago González escribió ayer en su blog algo de imprescindible lectura) descubro que el PSOE quiere prescindir de la O de obrero y la E de español. Tarde parece. Pero por algo se empieza.

Hace tiempo (y siento volver a auto citarme otra vez) dije, en esta misma columna, que al PSOE no le quedaba más remedio que refundarse o desaparecer. Lo dije. Aunque mis habituales me pusieran a bajar de un burro. A veces, creo que ni leen lo que escribo.

El caso es que, al parecer, el PSOE se está pensando seriamente la opción de desaparecer. Más de cien años por el aire. Pero a la fuerza ahorcan.

El PSOE está muerto tras pasar por las manos del Olvidable ZP

Y no voy a ser yo quien critique a Rubalcaba por poner el tema encima de la mesa. El PSOE está muerto tras pasar por las manos del Olvidable ZP. Lo había dejado herido Felipe González hace años. El líder del Gobierno de la Corrupción ya había conseguido que perdiese la O de obrero. Quitó la O pero la mantuvo en las siglas. Error. Porque por aquella herida abierta se fue desangrando poco a poco. Se mantenía vivo porque le quedaba España. La E de español. La idea de España lo mantenía con vida. El Olvidable lo acabó de matar. En su adanismo cuestionó, incluso, el concepto nación. Lo del Olvidable fue algo increíble.

Cuestionó el concepto nación española y puso las bases de 17 reinos de taifas. A él le daba igual todo. En su Pensamiento Alicia cabía todo. Incluso, cargarse España y, de paso, un partido histórico. Y se lo cargó.

Ahora el PSOE no es nada. Está muerto y ya sólo quedan plañideras. Hasta Tomás Gómez, que es el político más desprestigiado del PSOE y de España, es capaz de levantarle la voz a Alfredo. Si estará la cosa mal que, incluso, Carme Chacón ha llevado sus tropas a los cuarteles de invierno. Su falta de identidad como partido (ay Amy Martin) le ha llevado a no saber qué es. Ni siquiera ideológicamente.

Si olerá a muerto que hasta Julio Anguita, como un Lázaro cualquiera, anda por ahí queriendo liderar esos movimientos raros que andan ocupando la calle. Y es que, cuando no hay gato, hasta los ratones usan cascabeles. Y al PSOE no le queda otro remedio que desaparecer para recomponerse si no quiere que le coman la tostada por la izquierda más casposa.

Rubalcaba ha decidido enterrar al partido para «reforzar el papel de los socialistas europeos»

Y en esa tesitura, Alfredo P. Rubalcaba ha decidido enterrar al partido para «reforzar el papel de los socialistas europeos». Y para ello dice que hay que hacer «el mismo ejercicio de cesión de soberanía» que hace el Estado y propone cambiar el nombre del PSOE por el de «Partido de los Socialistas Europeos-PSOE».

Como primera etapa. Como transición desesperada por camuflar las siglas centenarias hasta su desaparición.

Y hace bien. No hay que escandalizarse por ello. Ya lo hizo el PCE cuando creó IU. Incluso, el PP dejó de ser AP. Y en Italia, por ejemplo, es algo normal.
Sin duda, Alfredo ha abierto el debate. El problema es saber si lo cerrará y cuándo.

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La sonrisa de la avispa

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